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Isaías 9

1 Esperanza en el Mesías
Sin embargo, ese tiempo de oscuridad y de desesperación no durará para siempre. La tierra de Zabulón y de Neftalí será humillada, pero habrá un tiempo en el futuro cuando Galilea de los gentiles,
que se encuentra junto al camino que va del Jordán al mar, será llena de gloria.
2 El pueblo que camina en oscuridad
verá una gran luz.
Para aquellos que viven en una tierra de densa oscuridad,
brillará una luz.
3 Harás que crezca la nación de Israel,
y sus habitantes se alegrarán.
Se alegrarán ante ti
como la gente se goza en la cosecha,
y como los guerreros cuando se dividen el botín.
4 Pues tú quebrantarás el yugo de su esclavitud
y levantarás la pesada carga de sus hombros.
Romperás la vara del opresor,
tal como lo hiciste cuando destruiste al ejército de Madián.
5 Las botas de los guerreros
y los uniformes manchados de sangre por la guerra
serán quemados;
serán combustible para el fuego.
6 Pues nos ha nacido un niño,
un hijo se nos ha dado;
el gobierno descansará sobre sus hombros,
y será llamado:
Consejero Maravilloso,
Dios Poderoso,
Padre Eterno, Príncipe de Paz.
7 Su gobierno y la paz
nunca tendrán fin.
Reinará con imparcialidad y justicia desde el trono de su antepasado David
por toda la eternidad.
¡El ferviente compromiso del Señor
de los Ejércitos Celestiales
hará que esto suceda!
8 Enojo del Señor
contra Israel
El Señor se ha pronunciado contra Jacob;
su juicio ha caído sobre Israel.
9 Y los habitantes de Israel
y de Samaria,
quienes hablaron con tanta soberbia y arrogancia,
pronto se enterarán.
10 Decían: «Reemplazaremos los ladrillos rotos de nuestras ruinas con piedra labrada
y volveremos a plantar cedros donde cayeron las higueras sicómoros».
11 Pero el Señor
traerá a los enemigos de Rezín contra Israel
e incitará a todos sus adversarios.
12 Los arameos desde el oriente y los filisteos desde el occidente
sacarán sus colmillos y devorarán a Israel.
Pero aun así no quedará satisfecho el enojo del Señor
;
su puño sigue preparado para dar el golpe.
13 Pues después de tanto castigo, el pueblo seguirá sin arrepentirse;
no buscará al Señor
de los Ejércitos Celestiales.
14 Por lo tanto, en un solo día el Señor
destruirá tanto la cabeza como la cola,
la noble rama de palma y el humilde junco.
15 Los líderes de Israel son la cabeza,
y los profetas mentirosos son la cola.
16 Pues los líderes del pueblo lo han engañado;
lo han llevado por la senda de la destrucción.
17 Por eso el Señor
no se complace en los jóvenes,
ni tiene misericordia siquiera de las viudas y los huérfanos.
Pues todos son unos hipócritas perversos,
y todos ellos hablan necedades.
Pero aun así no quedará satisfecho el enojo del Señor
.
Su puño sigue preparado para dar el golpe.
18 Esa perversidad es como un incendio de maleza
que no solo quema las zarzas y los espinos
sino que también hace arder los bosques.
Su fuego hace subir nubes de humo.
19 La tierra quedará ennegrecida
por la furia del Señor
de los Ejércitos Celestiales.
El pueblo será combustible para el fuego,
y nadie perdonará la vida ni siquiera de su propio hermano.
20 Atacarán a su vecino de la derecha
pero seguirán con hambre.
Devorarán a su vecino de la izquierda,
pero no quedarán satisfechos.
Al final, se comerán hasta a sus propios hijos.
21 Manasés se alimentará de Efraín,
Efraín se alimentará de Manasés,
y los dos devorarán a Judá.
Pero aun así no quedará satisfecho el enojo del Señor
;
su puño sigue preparado para dar el golpe.
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Isaías 10

1 ¡Qué aflicción les espera a los jueces injustos
y a los que emiten leyes injustas!
2 Privan a los pobres de la justicia
y les niegan sus derechos a los necesitados de mi pueblo.
Explotan a las viudas
y se aprovechan de los huérfanos.
3 ¿Qué harán cuando yo los castigue,
cuando envíe el desastre sobre ustedes desde una tierra lejana?
¿A quién acudirán en busca de ayuda?
¿Dónde estarán seguros sus tesoros?
4 Irán tropezando como prisioneros
o quedarán tendidos entre los muertos.
Pero aun así no quedará satisfecho el enojo del Señor
;
su puño sigue preparado para dar el golpe.
5 Juicio contra Asiria
«Qué aflicción le espera a Asiria, la vara de mi ira.
Yo la empleo como garrote para expresar mi enojo.
6 Envío a Asiria contra una nación pagana;
contra un pueblo con el cual estoy enojado.
Asiria los saqueará,
y los pisoteará como a polvo debajo de sus pies.
7 Pero el rey de Asiria no comprenderá que es mi instrumento;
su mente no funciona de esa forma.
Su plan solo consiste en destruir;
en aplastar a las naciones, una tras otra.
8 Dirá:
“Pronto cada uno de mis príncipes será un rey.
9 Hemos destruido a Calno como hicimos antes con Carquemis.
Hamat cayó ante nosotros como antes había caído Arfad,
y destruimos a Samaria como lo hicimos con Damasco.
10 Sí, hemos acabado con muchos reinos
cuyos dioses eran más grandes que los de Jerusalén y de Samaria.
11 Por eso derrotaremos a Jerusalén y a sus dioses,
tal como destruimos a Samaria con sus dioses”».
12 Después de que el Señor
haya utilizado al rey de Asiria para llevar a cabo sus propósitos en el monte Sión y en Jerusalén, se volverá contra el rey de Asiria y lo castigará, porque es soberbio y arrogante.
13 Se jacta diciendo:
«Esto lo hice con el poder de mi brazo;
lo planifiqué con mi astuta sabiduría.
Derribé las defensas de las naciones
y me llevé sus tesoros.
Como un toro, he derribado a sus reyes.
14 Les robé las riquezas a sus nidos
y me he adueñado de reinos como un campesino recoge huevos.
Nadie puede siquiera batir un ala en mi contra.
Nadie puede decir ni pío en protesta».
15 Ahora bien, ¿puede jactarse el hacha de tener un poder mayor que la persona que la usa?
¿Es la sierra mayor que la persona que corta?
¿Puede golpear una vara a menos que la mueva una mano?
¿Puede caminar solo un bastón de madera?
16 Por lo tanto, el Señor, el Señor
de los Ejércitos Celestiales,
enviará una plaga entre las orgullosas tropas de Asiria,
y un fuego ardiente consumirá su gloria.
17 El Señor
, la Luz de Israel, será un fuego;
el Santo será una llama.
Devorará con fuego los espinos y las zarzas,
y en una sola noche quemará al enemigo por completo.
18 El Señor
consumirá la gloria de Asiria
igual que un incendio consume un bosque en tierra fértil,
o una plaga a los enfermos.
19 De ese glorioso bosque, solo sobrevivirán unos cuantos árboles;
tan pocos, que un niño podrá contarlos.
20 Esperanza para el pueblo del Señor
En ese día, el remanente que quedará en Israel,
los sobrevivientes de la casa de Jacob,
ya no seguirán confiando en aliados
que buscan destruirlos.
En cambio, confiarán fielmente en el Señor
,
el Santo de Israel.
21 Un remanente regresará;
sí, el remanente de Jacob regresará al Dios Poderoso.
22 Pero aunque los hijos de Israel son tan numerosos
como la arena a la orilla del mar,
solo un remanente regresará.
El Señor
, con razón, ha decidido destruir a su pueblo.
23 Sí, el Señor, el Señor
de los Ejércitos Celestiales,
ya ha decidido destruir toda la tierra.
24 Así que esto dice el Señor, el Señor
de los Ejércitos Celestiales: «Oh, mi pueblo de Sión, no temas a los asirios cuando te opriman con vara y con garrote como lo hicieron los egipcios hace mucho tiempo.
25 Dentro de poco se acabará mi enojo contra ustedes, y después mi ira se levantará para destruirlos a ellos».
26 El Señor
de los Ejércitos Celestiales los azotará con su látigo, como hizo cuando Gedeón venció a los madianitas en la roca de Oreb, o cuando se levantó la vara del Señor
para ahogar al ejército egipcio en el mar.
27 En ese día, el Señor
acabará con la servidumbre de su pueblo;
romperá el yugo de la esclavitud
y se lo quitará de los hombros.
28 Miren, los asirios están ahora en Ajat.
Están atravesando Migrón
y almacenando su equipo en Micmas.
29 Están cruzando el paso de montaña
y acampando en Geba.
El poblado de Ramá queda paralizado de temor
y toda la gente de Guibeá, el pueblo de Saúl,
corre para salvar su vida.
30 Griten de terror,
gente de Galim.
Grítenle una advertencia a Lais.
¡Pobre Anatot!
31 Allá va la gente de Madmena, todos huyen;
los ciudadanos de Gebim tratan de esconderse.
32 El enemigo se detiene en Nob por el resto del día;
amenaza con el puño al hermoso monte de Sión, el monte de Jerusalén.
33 ¡Pero miren! El Señor, el Señor
de los Ejércitos Celestiales,
con gran fuerza cortará al poderoso árbol de Asiria.
Echará abajo a los soberbios;
ese árbol altanero será talado.
34 Cortará con un hacha los árboles de los bosques;
el Líbano caerá ante el Poderoso.
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Isaías 11

1 Retoño del linaje de David
Del tocón de la familia de David
saldrá un brote.
Sí, un Retoño nuevo que dará fruto de la raíz vieja.
2 Y el Espíritu del Señor
reposará sobre él:
el Espíritu de sabiduría y de entendimiento,
el Espíritu de consejo y de poder,
el Espíritu de conocimiento y de temor del Señor
.
3 Él se deleitará en obedecer al Señor
;
no juzgará por las apariencias
ni tomará decisiones basadas en rumores.
4 Hará justicia a los pobres
y tomará decisiones imparciales con los que son explotados.
La tierra temblará con la fuerza de su palabra,
y bastará un soplo de su boca para destruir a los malvados.
5 Llevará la justicia como cinturón
y la verdad como ropa interior.
6 En ese día el lobo y el cordero vivirán juntos,
y el leopardo se echará junto al cabrito.
El ternero y el potro estarán seguros junto al león,
y un niño pequeño los guiará a todos.
7 La vaca pastará cerca del oso,
el cachorro y el ternero se echarán juntos,
y el león comerá heno como las vacas.
8 El bebé jugará seguro cerca de la guarida de la cobra;
así es, un niño pequeño meterá la mano en un nido de víboras mortales y no le pasará nada.
9 En todo mi monte santo no habrá nada que destruya o haga daño,
porque así como las aguas llenan el mar,
así también la tierra estará llena de gente que conocerá al Señor
.
10 En ese día, el heredero del trono de David
será estandarte de salvación para el mundo entero.
Las naciones se reunirán junto a él,
y la tierra donde vive será un lugar glorioso.
11 En ese día, el Señor extenderá su mano por segunda vez
para traer de regreso al remanente de su pueblo:
los que queden en Asiria y el norte de Egipto;
en el sur de Egipto, Etiopía
y Elam;
en Babilonia,
Hamat y todas las tierras costeras distantes.
12 Levantará bandera en medio de las naciones
y reunirá a los desterrados de Israel.
Juntará al pueblo disperso de Judá
desde los confines de la tierra.
13 Entonces por fin terminarán los celos entre Israel
y Judá
y dejarán de ser rivales.
14 Unirán sus fuerzas para caer encima de Filistea al occidente.
Juntos, atacarán y saquearán a las naciones situadas al oriente.
Ocuparán las tierras de Edom y de Moab,
y Amón los obedecerá.
15 El Señor
abrirá un camino seco a través del golfo del mar Rojo.
Moverá su mano sobre el río Éufrates
y enviará un poderoso viento para dividirlo en siete corrientes,
de manera que se podrá cruzar a pie con facilidad.
16 Abrirá una carretera para el remanente de su pueblo,
el remanente que viene de Asiria,
tal como lo hizo por Israel hace mucho tiempo
cuando regresó de Egipto.
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Isaías 12

1 Cantos de alabanza por la salvación
En aquel día, tú cantarás:
«¡Te alabaré, oh Señor
!
Estabas enojado conmigo, pero ya no.
Ahora me consuelas.
2 Miren, Dios ha venido a salvarme.
Confiaré en él y no tendré temor.
El Señor
D
es mi fuerza y mi canción;
él me ha dado la victoria».
3 ¡Con alegría ustedes beberán abundantemente
de la fuente de la salvación!
4 En ese día maravilloso cantarán:
«¡Den gracias al Señor
! ¡Alaben su nombre!
Cuenten a las naciones lo que él ha hecho;
háganles saber lo poderoso que él es.
5 Canten al Señor
, porque ha hecho cosas maravillosas.
Den a conocer su alabanza en el mundo entero.
6 ¡Que todos los habitantes de Jerusalén
griten sus alabanzas con alegría!
Pues grande es el Santo de Israel, que vive en medio de ustedes».
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Isaías 13

1 Mensaje acerca de Babilonia
Isaías, hijo de Amoz, recibió el siguiente mensaje acerca de la destrucción de Babilonia:
2 «Levanta una bandera de señales en la cumbre descubierta de una colina;
llama al ejército contra Babilonia.
Hazles señas con la mano para darles ánimo
mientras marchan hacia los palacios de los grandes y poderosos.
3 Yo, el Señor
, he consagrado a estos soldados para realizar esta tarea.
Es cierto, he llamado a guerreros poderosos para que manifiesten mi enojo,
y ellos se alegrarán cuando yo sea exaltado».
4 ¡Oigan el ruido que hay en los montes!
¡Escuchen, mientras marchan los enormes ejércitos!
Es el ruido y el griterío de muchas naciones.
El Señor
de los Ejércitos Celestiales ha convocado a este ejército.
5 Vienen desde países distantes,
desde más allá de los horizontes lejanos.
Son las armas del Señor
para descargar su enojo;
con ellas destruirá toda la tierra.
6 Griten de terror, porque ha llegado el día del Señor
,
el momento para que el Todopoderoso destruya.
7 Todos los brazos están paralizados de temor,
cada corazón se derrite
8 y todos se aterran.
Les sobrevendrán punzadas de angustia,
como las de una mujer que está de parto.
Se miran unos a otros sin poder hacer nada,
con el rostro encendido de miedo.
9 Pues miren, el día del Señor
ya viene,
el día terrible de su furia y de su ira feroz.
La tierra quedará desolada,
y con ella los pecadores serán destruidos.
10 Los cielos se pondrán negros sobre ellos;
las estrellas no darán luz.
El sol estará oscuro cuando salga
y la luna no iluminará.
11 «Yo, el Señor
, castigaré al mundo por su maldad
y a los perversos por su pecado.
Aplastaré la arrogancia de los soberbios
y humillaré el orgullo de los poderosos.
12 Haré que la gente sea más escasa que el oro;
más escasa que el oro fino de Ofir.
13 Pues sacudiré los cielos
y la tierra se saldrá de su lugar
cuando el Señor
de los Ejércitos Celestiales manifieste su furor
en el día de su ira feroz».
14 En Babilonia todos correrán como gacelas perseguidas,
como ovejas sin pastor.
Intentarán encontrar a los suyos
y huir a su propia tierra.
15 El que sea capturado será destruido,
atravesado con una espada.
16 Ante sus propios ojos, estrellarán a sus niños pequeños hasta matarlos.
Sus hogares serán saqueados, y sus mujeres violadas.
17 «Miren, yo incitaré a los medos contra Babilonia.
No se les puede tentar con plata
ni sobornar con oro.
18 Los ejércitos agresores traspasarán a los jóvenes con sus flechas.
No tendrán misericordia de los indefensos bebés
ni compasión de los niños».
19 Babilonia, el más glorioso de los reinos,
la flor del orgullo caldeo,
será devastada como Sodoma y Gomorra
cuando Dios las destruyó.
20 Babilonia nunca más volverá a ser habitada;
permanecerá vacía de generación en generación.
Los nómadas se negarán a acampar allí,
y los pastores no llevarán a sus ovejas para que pasen la noche.
21 Las bestias del desierto se instalarán en la ciudad en ruinas
y en las casas rondarán criaturas aullantes.
Los búhos vivirán en medio de las ruinas
y las cabras salvajes irán allí para danzar.
22 Las hienas aullarán en las fortalezas
y los chacales harán su guarida en los lujosos palacios.
Los días de Babilonia están contados;
pronto llegará el momento de su destrucción.
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Isaías 14

1 Burla contra el rey de Babilonia
Pero el Señor
tendrá misericordia de los descendientes de Jacob y una vez más elegirá a Israel como su pueblo especial. Lo hará regresar para que se establezca otra vez en su propia tierra. Y gente de varias naciones vendrá para encontrarse con ellos y unirse al pueblo de Israel.
2 Las naciones del mundo ayudarán a que el pueblo del Señor
regrese, y los que vengan a vivir en su tierra los servirán. Los que conquistaron a Israel, ellos mismos serán capturados, e Israel gobernará a sus enemigos.
3 En aquel día maravilloso cuando el Señor
le dé descanso a su pueblo de sus angustias y temores, de la esclavitud y de las cadenas,
4 te mofarás del rey de Babilonia y dirás:
«El hombre poderoso ha sido destruido.
Sí, se acabó tu insolencia.
5 Pues el Señor
aplastó tu poder malvado
y puso fin a tu reino perverso.
6 Atacabas al pueblo con incesantes golpes de furia
y dominabas a las naciones dentro de tu poder sofocante
con una tiranía implacable.
7 Sin embargo, finalmente la tierra está en reposo y tranquila.
¡Ahora puede volver a cantar!
8 Hasta los árboles del bosque
—los cipreses y los cedros del Líbano—
cantan esta alegre canción:
“¡Dado que te talaron,
nadie vendrá ahora para talarnos a nosotros!”.
9 »En el lugar de los muertos
hay mucha emoción
por tu llegada.
Los espíritus de los líderes mundiales y de los reyes poderosos que murieron hace tiempo
se ponen de pie para verte llegar.
10 Todos exclaman a una voz:
“¡Ahora eres tan débil como nosotros!
11 Tu poder y tu fuerza fueron enterrados contigo.
En tu palacio ha cesado el sonido del arpa.
Ahora los gusanos son tu sábana
y las lombrices, tu manta”.
12 »¡Cómo has caído del cielo,
oh estrella luciente, hijo de la mañana!
Has sido arrojado a la tierra,
tú que destruías a las naciones del mundo.
13 Pues te decías a ti mismo:
“Subiré al cielo para poner mi trono por encima de las estrellas de Dios.
Voy a presidir en el monte de los dioses,
muy lejos en el norte.
14 Escalaré hasta los cielos más altos
y seré como el Altísimo”.
15 En cambio, serás bajado al lugar de los muertos,
a las profundidades más hondas.
16 Allí todos te mirarán y se preguntarán:
“¿Puede ser este el que sacudía la tierra
y hacía temblar a los reinos del mundo?
17 ¿Es este el que destruyó el mundo
y lo convirtió en una tierra baldía?
¿Es este el rey que demolía las grandes ciudades del mundo
y no tenía compasión de sus prisioneros?”.
18 »Los reyes de las naciones yacen en gloria majestuosa,
cada cual en su propia tumba,
19 pero tú serás sacado de tu sepultura
como una rama inútil.
Como un cadáver pisoteado bajo los pies,
serás arrojado a una fosa común
con los que murieron en batalla.
Descenderás al abismo.
20 No te darán un entierro apropiado,
porque destruiste a tu nación
y masacraste a tu pueblo.
Los descendientes de una persona tan malvada
nunca más recibirán honra.
21 ¡Maten a los hijos de este hombre!
¡Que mueran por los pecados de su padre!
Que no se levanten para conquistar la tierra,
y llenar el mundo con sus ciudades».
22 Esto dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales:
«¡Yo, yo mismo me he levantado contra Babilonia!
Destruiré a sus hijos, y a los hijos de sus hijos
—dice el Señor
—.
23 Convertiré a Babilonia en un lugar desolado, tierra de búhos,
lleno de pantanos y de ciénagas;
barreré la tierra con la escoba de la destrucción.
¡Yo, el Señor
de los Ejércitos Celestiales, he hablado!».
24 Mensaje acerca de Asiria
El Señor
de los Ejércitos Celestiales hizo este juramento:
«Sucederá tal como yo lo tengo planeado.
Será tal como lo he decidido.
25 Quebrantaré a los asirios cuando estén en Israel;
los pisotearé en mis montañas.
Mi pueblo ya no será más esclavo de ellos
ni se doblará ante sus cargas pesadas.
26 Tengo un plan para toda la tierra,
una mano de juicio sobre todas las naciones.
27 El Señor
de los Ejércitos Celestiales ha hablado;
¿quién podrá cambiar sus planes?
Cuando levante su mano,
¿quién lo podrá detener?».
28 Mensaje acerca de Filistea
Recibí este mensaje en el año que murió el rey Acaz:
29 Ustedes, filisteos, no se alegren
de que la vara que los golpeaba se haya roto;
de que el rey que los atacaba esté muerto.
Pues de esa serpiente nacerá otra serpiente aún más venenosa,
¡una serpiente terrible que los destruirá!
30 Alimentaré a los pobres en mis pastos;
los necesitados se acostarán en paz.
En cuanto a ustedes, los aniquilaré con el hambre
y destruiré a los pocos que queden.
31 ¡Giman en las puertas! ¡Lloren en las ciudades!
¡Paralícense de miedo, filisteos!
Un poderoso ejército viene como humo desde el norte;
cada soldado avanza con prisa, ansioso por pelear.
32 ¿Qué les diremos a los mensajeros de los filisteos? Diles:
«El Señor
edificó a Jerusalén;
sus murallas brindarán refugio a su pueblo oprimido».
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Isaías 15

1 Mensaje acerca de Moab
Recibí este mensaje acerca de Moab:
En una sola noche será reducido a escombros el pueblo de Ar,
y la ciudad de Kir, destruida.
2 Tu pueblo irá al templo de Dibón para lamentarse.
Ellos irán a sus santuarios sagrados para llorar.
Gemirán por la suerte de Nebo y de Medeba,
y en su angustia se raparán la cabeza y se cortarán la barba.
3 Vagarán por las calles vestidos de tela áspera;
de cada hogar y plaza pública saldrá el sonido de gemidos.
4 Los habitantes de Hesbón y de Eleale gritarán;
sus voces se oirán hasta en Jahaza.
Los guerreros más valientes de Moab gritarán de terror.
Se paralizarán de temor.
5 Mi corazón llora por Moab.
Su pueblo huye a Zoar y a Eglat-selisiya.
Sube llorando por el camino a Luhit.
Se pueden oír sus gritos de angustia a lo largo del camino a Horonaim.
6 ¡Hasta las aguas de Nimrim se secaron!
Las riberas cubiertas de hierba se quemaron.
Desaparecieron las plantas tiernas;
no queda nada verde.
7 La gente toma sus posesiones
y las carga a través del barranco de los Sauces.
8 Se oye un grito de angustia por toda la tierra de Moab,
desde un extremo hasta el otro,
desde Eglaim hasta Beer-elim.
9 El arroyo cercano a Dibón
corre rojo por la sangre,
¡pero todavía no he terminado con Dibón!
Los leones cazarán a los sobrevivientes,
tanto a los que traten de escapar
como a los que se queden atrás.
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Isaías 16

1 Envíen corderos de Sela como tributo
al gobernante de la tierra.
Envíenlos a través del desierto
hasta el monte de la hermosa Sión.
2 Las mujeres de Moab fueron abandonadas como aves sin nido
en los vados del río Arnón.
3 «Ayúdennos —claman—,
defiéndannos de nuestros enemigos.
Protéjannos de sus ataques implacables;
no nos traicionen ahora que hemos escapado.
4 Permitan que nuestros refugiados se queden entre ustedes;
escóndanlos de nuestros enemigos hasta que haya pasado el terror».
Cuando hayan terminado la opresión y la destrucción,
y hayan desaparecido los saqueadores enemigos,
5 Dios establecerá como rey a uno de los descendientes de David.
Él reinará con misericordia y verdad;
hará siempre lo que es justo
y estará deseoso de hacer lo correcto.
6 Hemos oído hablar del soberbio Moab,
de su orgullo, de su arrogancia y de su furia;
pero todo su alarde ha desaparecido.
7 Toda la tierra de Moab llora;
sí, todos se lamentan en Moab
por los pasteles de pasas de Kir-hareset.
Ya no queda ninguno.
8 Las granjas de Hesbón están abandonadas;
los viñedos de Sibma están desiertos.
Los gobernantes de las naciones han quebrantado a Moab,
esa vid tan hermosa.
Sus zarcillos se extendían hacia el norte hasta la ciudad de Jazer
y trepaban hacia el oriente hasta entrar en el desierto.
Sus sarmientos se extendían tan lejos hacia el occidente
que cruzaban por encima del mar Muerto.
9 Así que ahora lloro por Jazer y por los viñedos de Sibma;
mis lágrimas correrán por Hesbón y Eleale.
Ya no hay gritos de júbilo
por sus frutos de verano y sus cosechas.
10 Se acabó la alegría;
desapareció el gozo de la cosecha.
No habrá cantos en los viñedos
ni más gritos felices,
ni se pisarán las uvas en los lagares.
Yo puse fin a la alegría por sus cosechas.
11 El clamor de mi corazón por Moab es como el lamento de un arpa;
estoy lleno de angustia por Kir-hareset.
12 El pueblo de Moab rendirá culto en sus santuarios paganos,
pero no le servirá de nada.
Clamará a los dioses en sus templos,
pero nadie lo podrá salvar.
13 El Señor
ya ha dicho estas cosas acerca de Moab en el pasado.
14 Pero ahora, el Señor
dice: «Dentro de tres años, contando cada día,
se acabará la gloria de Moab. De su gran población, solo unos cuantos de su pueblo quedarán vivos».
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Isaías 17

1 Mensaje acerca de Damasco e Israel
Recibí este mensaje acerca de Damasco:
«¡Miren! ¡La ciudad de Damasco desaparecerá!
Se convertirá en un montón de escombros.
2 Las ciudades de Aroer quedarán desiertas.
Las manadas pastarán en las calles y se echarán sin que nada las perturbe,
sin que nadie las espante.
3 Las ciudades fortificadas de Israel
también serán destruidas,
y se acabará el poder de la realeza de Damasco.
Todo lo que quede de Aram
tendrá el mismo destino de la desaparecida gloria de Israel»,
proclama el Señor
de los Ejércitos Celestiales.
4 «En aquel día, la gloria de Israel
se desvanecerá,
su robusto cuerpo se irá consumiendo.
5 Toda la tierra parecerá un campo de grano
después de que los segadores han recogido el cereal.
Estará desolada,
como los campos del valle de Refaim después de la cosecha.
6 Solo quedarán unos cuantos de su pueblo,
como aceitunas sueltas en un olivo después de la cosecha.
Solo dos o tres quedan en las ramas más altas,
cuatro o cinco esparcidas aquí y allá entre las restantes»,
proclama el Señor
, Dios de Israel.
7 Entonces, por fin el pueblo buscará a su Creador
y volverá los ojos al Santo de Israel.
8 Ya no buscarán ayuda de sus ídolos,
ni rendirán culto a lo que hicieron con sus propias manos.
Nunca más se inclinarán ante los postes dedicados a la diosa Asera,
ni rendirán culto en los santuarios paganos que construyeron.
9 Sus ciudades más grandes quedarán como bosques desiertos;
como la tierra que abandonaron
los heveos y los amorreos
cuando llegaron los israelitas, hace ya mucho tiempo.
Estarán totalmente desoladas.
10 ¿Por qué? Porque te has apartado del Dios que puede salvarte.
Te has olvidado de la Roca que puede esconderte.
Así que tal vez plantes las mejores vides
e importes los tallos más costosos.
11 Tal vez echen retoños en el día que las trasplantes.
Sí, hasta es posible que florezcan la misma mañana que las plantes,
pero nunca recogerás ni una uva de ellas.
Su única cosecha será una carga de aflicción y de dolor continuo.
12 ¡Escuchen! Los ejércitos de muchas naciones
rugen como los bramidos del mar.
Escuchen el trueno de sus fuerzas poderosas
que avanzan como olas estruendosas.
13 Pero aunque rujan como las olas grandes de la playa,
Dios los hará callar y huirán
como la paja que esparce el viento;
como los arbustos que ruedan antes de una tormenta.
14 En la noche, Israel espera aterrado;
pero al amanecer, sus enemigos están muertos.
Esta es la justa recompensa para quienes nos saquean;
un final apropiado para quienes nos destruyen.
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Isaías 18

1 Mensaje acerca de Etiopía
Escucha, Etiopía,
tierra de ondulantes velas
que está ubicada a la cabecera del Nilo,
2 que envía embajadores,
río abajo en rápidos barcos.
¡Vayan, veloces mensajeros!
Llévenle un mensaje a un pueblo de gente alta con piel suave,
temido en todas partes
por sus conquistas y destrucción,
y cuya tierra está dividida por ríos.
3 Todos ustedes, habitantes del mundo,
todos los que viven en la tierra:
cuando levante mi bandera de guerra, ¡miren!
Cuando toque el cuerno de carnero, ¡escuchen!
4 Pues el Señor
me ha dicho:
«Observaré en silencio desde el lugar donde habito,
tan silencioso como sube el calor en un día de verano,
o como se forma el rocío de la mañana durante la cosecha».
5 Aun antes que ustedes comiencen a atacar,
mientras sus planes maduran como uvas,
el Señor
cortará sus brotes nuevos con podaderas;
cortará y descartará las ramas extendidas.
6 Su poderoso ejército quedará muerto por los campos,
abandonado para los buitres de las montañas y los animales salvajes.
Los buitres despedazarán los cadáveres durante el verano
y los animales salvajes roerán los huesos durante el invierno.
7 En aquel tiempo, el Señor
de los Ejércitos Celestiales recibirá obsequios
de esa tierra dividida por ríos;
de ese pueblo de gente alta y de piel suave,
temido en todas partes por sus conquistas y destrucción.
Llevarán obsequios a Jerusalén,
donde habita el Señor
de los Ejércitos Celestiales.
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Isaías 19

1 Mensaje acerca de Egipto
Este es el mensaje que recibí acerca de Egipto:
¡Miren! El Señor
avanza contra Egipto,
montado sobre una nube veloz.
Los ídolos de Egipto tiemblan;
el corazón de los egipcios se paraliza de miedo.
2 «Yo haré que egipcio pelee contra egipcio:
hermano contra hermano,
vecino contra vecino,
ciudad contra ciudad,
provincia contra provincia.
3 Los egipcios se desanimarán,
y yo confundiré sus planes.
Rogarán a sus ídolos que les den sabiduría
e invocarán a los espíritus, a médiums y a los que consultan los espíritus de los muertos.
4 Entregaré a Egipto
a un amo duro y cruel;
un rey feroz los gobernará»,
dice el Señor, el Señor
de los Ejércitos Celestiales.
5 Las aguas del Nilo no subirán para inundar los campos;
el lecho del río estará totalmente seco.
6 Los canales del Nilo se secarán
y los arroyos de Egipto apestarán
por la podredumbre de las cañas y los juncos.
7 Toda la vegetación en las orillas del río
y todos los sembrados en sus riberas
se secarán y se los llevará el viento.
8 Los pescadores se lamentarán porque no tienen trabajo;
se quejarán los que lanzan sus anzuelos al Nilo
y los que usan redes se desanimarán.
9 No habrá lino para los cosechadores,
ni hilo para los tejedores.
10 Estarán desesperados,
y todos los obreros tendrán el corazón angustiado.
11 ¡Qué necios son los funcionarios de Zoán!
El mejor consejo que pueden dar al rey de Egipto es absurdo y equivocado.
¿Seguirán jactándose de su sabiduría delante del faraón?
¿Se atreverán a presumir acerca de sus sabios antepasados?
12 ¿Dónde están tus sabios consejeros, faraón?
Que ellos te digan lo que Dios tiene planeado,
lo que el Señor
de los Ejércitos Celestiales le hará a Egipto.
13 Los funcionarios de Zoán son unos necios,
y los funcionarios de Menfis
son engañados.
Los líderes del pueblo
hicieron descarriar a Egipto.
14 El Señor
envió sobre ellos un espíritu de necedad,
para que todas sus sugerencias sean equivocadas.
Ellos hacen que Egipto se tambalee
como un borracho en su vómito.
15 No hay nada que Egipto pueda hacer;
todos son débiles:
la cabeza y la cola;
la noble rama de palma y el humilde junco.
16 En aquel día, los egipcios serán tan débiles como las mujeres. Se encogerán de miedo bajo el puño levantado del Señor
de los Ejércitos Celestiales.
17 Tan solo pronunciar el nombre de Israel los aterrorizará, porque el Señor
de los Ejércitos Celestiales ha trazado planes en contra de ellos.
18 En aquel día, cinco de las ciudades de Egipto seguirán al Señor
de los Ejércitos Celestiales, y hasta comenzarán a hablar hebreo, la lengua de Canaán. Una de esas ciudades será Heliópolis, la Ciudad del Sol.
19 En aquel día habrá un altar al Señor
en el corazón de Egipto, y habrá un monumento al Señor
en su frontera.
20 Este servirá de señal y de testimonio de que se adora al Señor
de los Ejércitos Celestiales en la tierra de Egipto. Cuando el pueblo clame al Señor
por ayuda contra quienes lo oprimen, él enviará un salvador que lo rescatará.
21 El Señor
se dará a conocer a los egipcios; así es, conocerán al Señor
y le darán a él sus sacrificios y ofrendas. Harán un voto al Señor
y lo cumplirán.
22 El Señor
herirá a Egipto, y después lo sanará porque los egipcios se volverán al Señor
, y él escuchará sus súplicas y los sanará.
23 En aquel día, habrá una carretera que conecte Egipto con Asiria. Los egipcios y los asirios se moverán libremente entre los dos países, y ambos pueblos adorarán a Dios.
24 Además, Israel será su aliado; los tres estarán juntos, e Israel será una bendición para ellos.
25 Pues el Señor
de los Ejércitos Celestiales dirá: «Bendito sea Egipto, mi pueblo; bendita sea Asiria, la tierra que yo hice; bendito sea Israel, mi posesión más preciada».
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Isaías 20

1 Mensaje acerca de Egipto y Etiopía
El año en que el rey Sargón de Asiria envió a su comandante en jefe para que conquistara la ciudad filistea de Asdod,
2 el Señor
le dijo a Isaías, hijo de Amoz: «Quítate la ropa de tela áspera que has estado usando y también las sandalias». Isaías hizo lo que se le indicó, y anduvo desnudo y descalzo.
3 Entonces el Señor
dijo: «Mi siervo Isaías ha andado desnudo y descalzo durante los últimos tres años como señal: un símbolo de las terribles dificultades que haré caer sobre Egipto y Etiopía.
4 Pues el rey de Asiria llevará prisioneros a los egipcios y a los etíopes.
Los hará andar desnudos y descalzos, tanto jóvenes como ancianos, con las nalgas descubiertas para vergüenza de Egipto.
5 Entonces los filisteos se llenarán de pánico, porque contaban con el poder de Etiopía y hacían alarde de los aliados que tenían en Egipto.
6 Dirán: “Si esto le puede suceder a Egipto, ¿qué de nosotros? Contábamos con que Egipto nos protegiera del rey de Asiria”».
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Isaías 21

1 Mensaje acerca de Babilonia
Este es el mensaje que recibí acerca de Babilonia, el desierto junto al mar:
Desde el desierto se acerca el desastre y te caerá encima,
como un remolino que entra arrasando desde el Neguev.
2 Veo una visión aterradora:
veo al traidor traicionando,
al destructor destruyendo.
Adelante, ustedes, elamitas y medos:
ataquen y asedien.
Yo pondré fin a todos los gemidos
que provocó Babilonia.
3 El estómago me duele y me arde de dolor;
me dominan agudas punzadas de angustia,
como las de una mujer en parto.
Me desmayo cuando oigo lo que Dios se propone hacer:
tengo demasiado miedo para mirar.
4 La cabeza me da vueltas y se me acelera el corazón;
anhelaba que llegara la noche,
pero ahora la oscuridad me da terror.
5 ¡Miren! Están preparando un gran banquete;
están extendiendo alfombras para que la gente se siente.
Todos comen y beben.
Pero ¡rápido!, tomen los escudos y prepárense para la batalla.
¡Los están atacando!
6 Mientras tanto, el Señor me dijo:
«Pon un centinela sobre la muralla de la ciudad;
que advierta a gritos lo que ve.
7 Deberá estar atento por carros de guerra
tirados por un par de caballos,
y jinetes sobre burros y camellos.
Que el centinela esté bien alerta».
8 Luego el centinela
gritó:
«Día tras día me he mantenido de pie sobre la torre de vigilancia, mi señor;
noche tras noche he permanecido en mi puesto.
9 Y ahora, por fin, ¡mire!
¡Ahí viene un hombre en un carro de guerra
con un par de caballos!».
Entonces el centinela dijo:
«¡Ha caído Babilonia, ha caído!
¡Todos los ídolos de Babilonia
yacen en el suelo, hechos pedazos!».
10 Pueblo mío, trillado y aventado,
te he transmitido todo lo que el Señor
de los Ejércitos Celestiales dijo;
todo lo que me ha dicho el Dios de Israel.
11 Mensaje acerca de Edom
Este es el mensaje que recibí acerca de Edom:
Alguien de Edom
sigue llamándome:
«Centinela, ¿cuánto falta para la mañana?
¿Cuándo se acabará la noche?».
12 El centinela contesta:
«Ya llega la mañana, pero pronto volverá la noche.
Si quieres preguntar otra vez, entonces regresa y pregunta».
13 Mensaje acerca de Arabia
Este es el mensaje que recibí acerca de Arabia:
Oh caravanas de Dedán,
escóndanse en los desiertos de Arabia.
14 Oh gente de Tema,
lleven agua a esta gente sedienta,
alimento a estos refugiados agotados.
15 Han huido de la espada,
de la espada desenvainada,
del arco tensado
y de los terrores de la batalla.
16 El Señor me dijo: «Dentro de un año, contando cada día,
toda la gloria de Cedar se acabará.
17 Solo sobrevivirán unos cuantos de sus valientes arqueros. ¡Yo, el Señor
, Dios de Israel, he hablado!».
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Isaías 22

1 Mensaje acerca de Jerusalén
Este es el mensaje que recibí acerca de Jerusalén, el valle de la Visión:
¿Qué sucede?
¿Por qué todo el mundo corre a las azoteas?
2 Toda la ciudad está en un terrible alboroto.
¿Qué veo en esta ciudad tan parrandera?
Hay cadáveres por todas partes,
no murieron en batalla, sino a causa del hambre y de la enfermedad.
3 Todos tus líderes huyeron;
se rindieron sin ofrecer ninguna resistencia.
Los habitantes trataron de escabullirse,
pero también fueron capturados.
4 Por eso dije: «Déjenme a solas para llorar;
no intenten consolarme.
Déjenme llorar por mi pueblo
mientras presencio su destrucción».
5 ¡Oh qué día de derrota tan aplastante!
¡Qué día de confusión y de terror
enviado por el Señor, el Señor
de los Ejércitos Celestiales,
sobre el valle de la Visión!
Las murallas de Jerusalén han sido derribadas
y gritos de muerte resuenan desde las laderas de los montes.
6 Los elamitas son los arqueros.
Están en sus carros de guerra con los conductores.
Los hombres de Kir sostienen los escudos.
7 Los carros de guerra llenan tus hermosos valles
y los conductores de los carros irrumpen por tus puertas.
8 Judá ha sido despojado de sus defensas.
Ustedes corren al arsenal
a buscar sus armas.
9 Inspeccionan las brechas en las murallas de Jerusalén.
Almacenan agua en la cisterna de abajo.
10 Recorren las casas y derriban algunas
para tomar las piedras y reforzar las murallas.
11 Entre las murallas de la ciudad construyen un estanque
para el agua de la cisterna vieja.
Sin embargo, nunca piden ayuda a Aquel que hizo todo esto.
Nunca tuvieron en cuenta a Aquel que lo planificó hace mucho tiempo.
12 En ese día, el Señor, el Señor
de los Ejércitos Celestiales,
los llamó a llorar y a lamentarse.
Les dijo que se raparan la cabeza en señal de dolor por sus pecados
y que usaran ropa de tela áspera para expresar su remordimiento.
13 En cambio, ustedes bailan y juegan;
matan reses y ovejas;
comen carne y beben vino.
Y dicen: «¡Comamos y bebamos,
que mañana moriremos!».
14 El Señor
de los Ejércitos Celestiales me ha revelado lo siguiente: «Hasta el día en que mueran, nunca se les perdonará este pecado». Ese es el juicio del Señor, el Señor
de los Ejércitos Celestiales.
15 Mensaje para Sebna
Esto me dijo el Señor, el Señor
de los Ejércitos Celestiales: «Enfréntate a Sebna, el administrador del palacio, y dale este mensaje:
16 »¿Quién te crees que eres,
y qué haces aquí,
construyéndote una hermosa sepultura,
un monumento en lo alto de la roca?
17 Pues el Señor
está a punto de arrojarte lejos, hombre poderoso.
Te agarrará,
18 te arrugará y hará de ti una bola
y te lanzará a una tierra árida y distante.
Allí morirás,
y tus gloriosos carros de guerra quedarán rotos e inútiles.
¡Eres una vergüenza para tu amo!
19 »Sí, te sacaré de tu puesto —dice el Señor
—, te derribaré de tu elevada posición.
20 Y entonces llamaré a mi siervo Eliaquim, hijo de Hilcías, para que te reemplace.
21 Lo vestiré con tus vestiduras reales y le daré tu título y tu autoridad. Y será un padre para el pueblo de Jerusalén y de Judá.
22 Le daré la llave de la casa de David, la posición más elevada dentro de la corte real. Cuando él abra puertas, nadie podrá cerrarlas; cuando él cierre puertas, nadie podrá abrirlas.
23 Le traerá honor al nombre de su familia, porque yo lo pondré firmemente en su lugar como un clavo en la pared.
24 Le darán grandes responsabilidades, y él les traerá honor incluso a los miembros más humildes de su familia».
25 Pero el Señor
de los Ejércitos Celestiales también dice: «Llegará el día en que yo sacaré el clavo que parecía tan firme; saldrá y caerá al suelo y todo lo que sostiene se caerá junto con él. ¡Yo, el Señor
, he hablado!».
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Isaías 23

1 Mensaje acerca de Tiro
Este es el mensaje que recibí acerca de Tiro:
¡Lloren, oh naves de Tarsis,
porque quedaron destruidos el puerto y las casas de Tiro!
Los rumores que oyeron en Chipre
son ciertos.
2 Laméntense en silencio, gente de la costa,
y ustedes, mercaderes de Sidón.
Sus comerciantes cruzaban el mar;
3 navegando sobre aguas profundas;
les traían granos desde Egipto
y cosechas de todo el Nilo.
Ustedes eran el mercado del mundo.
4 Pero ahora tú pasas vergüenza, ciudad de Sidón,
porque Tiro, la fortaleza del mar, dice:
«Ahora estoy sin hijos;
no tengo hijos ni hijas».
5 Cuando en Egipto oigan la noticia acerca de Tiro,
habrá gran dolor.
6 ¡Avisen ahora a Tarsis!
¡Giman, ustedes que viven en tierras lejanas!
7 Con la larga historia que tenían ustedes,
¿son estas silenciosas ruinas lo único que queda de su ciudad, antes tan llena de alegría?
Piensen en toda la gente que enviaron para establecerse en lugares distantes.
8 ¿Quién hizo caer este desastre sobre Tiro,
la gran fundadora de reinos?
Sus comerciantes eran todos príncipes;
sus mercaderes, nobles.
9 El Señor
de los Ejércitos Celestiales lo hizo
para destruir tu orgullo
y dejar por el suelo a toda la nobleza de la tierra.
10 Vengan, habitantes de Tarsis,
arrasen la tierra como el Nilo en sus inundaciones,
porque Tiro está indefensa.
11 El Señor
extendió su mano sobre el mar
y sacudió los reinos de la tierra.
Él se ha pronunciado contra Fenicia,
ordenó que fueran destruidas sus fortalezas.
12 Él dice: «Nunca más volverás a alegrarte,
hija de Sidón, porque has sido aplastada.
Aunque huyas a Chipre,
no encontrarás descanso».
13 Miren a la tierra de Babilonia,
¡la gente de esa tierra ha desaparecido!
Los asirios han entregado a Babilonia
a los animales salvajes del desierto.
Levantaron rampas de asalto contra sus muros,
derribaron los palacios
y convirtieron la ciudad en un montón de escombros.
14 ¡Giman, oh barcos de Tarsis,
porque su puerto está destruido!
15 Durante setenta años, el tiempo que dura la vida de un rey, Tiro será olvidada; pero luego la ciudad volverá a la vida, como en la canción acerca de la prostituta:
16 Toma un arpa y camina por las calles,
ramera olvidada;
entona una dulce melodía y canta tus canciones
para que te vuelvan a recordar.
17 Así es, después de setenta años, el Señor
devolverá la vida a Tiro; pero no será distinta de lo que era antes. Volverá a ser una prostituta para todos los reinos del mundo.
18 Sin embargo, al final, sus ganancias le serán entregadas al Señor
. Sus riquezas no serán acumuladas, sino que darán buenos alimentos y vestidos de buena calidad a los sacerdotes del Señor
.
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Isaías 24

1 Destrucción de la tierra
¡Miren! El Señor
está a punto de destruir la tierra
y convertirla en una inmensa tierra baldía.
Él devasta la superficie de la tierra
y dispersa a los habitantes.
2 Sacerdotes y laicos,
sirvientes y amos,
criadas y señoras,
compradores y vendedores,
prestamistas y prestatarios,
banqueros y deudores: no se perdonará a nadie.
3 La tierra será totalmente vaciada y saqueada.
¡El Señor
ha hablado!
4 La tierra está de duelo y se seca,
y las cosechas se arruinan y se marchitan;
hasta los mejores habitantes de la tierra se van consumiendo.
5 La tierra sufre por los pecados de sus habitantes,
porque han torcido las instrucciones de Dios,
han violado sus leyes
y quebrantado su pacto eterno.
6 Por lo tanto, una maldición consume la tierra;
sus habitantes tienen que pagar el precio por su pecado.
El fuego los destruye,
y solo unos cuantos quedan con vida.
7 Las vides se marchitan,
y no hay vino nuevo;
todos los parranderos suspiran y se lamentan.
8 Se ha callado el alegre sonido de las panderetas;
ya no se escuchan los felices gritos de celebración
y las melodiosas cuerdas del arpa están silenciosas.
9 Se han acabado los placeres del vino y del canto;
las bebidas alcohólicas se vuelven amargas en la boca.
10 La ciudad se retuerce en el caos;
todas las casas están cerradas con llave para que no entren intrusos.
11 Se reúnen las turbas en las calles, clamando por vino;
el gozo se ha convertido en tristeza
y la alegría ha sido expulsada de la tierra.
12 La ciudad ha quedado en ruinas;
sus puertas echadas abajo.
13 Es lo mismo en toda la tierra,
solo queda un remanente,
como las aceitunas sueltas que quedan en el olivo
o las pocas uvas que quedan en la vid después de la cosecha.
14 Pero los que quedaron, gritan y cantan de alegría;
los del occidente alaban la majestad del Señor
.
15 En las tierras del oriente, denle gloria al Señor
;
en las tierras más allá del mar, alaben el nombre del Señor
, Dios de Israel.
16 ¡Oímos cantos de alabanza desde los confines de la tierra,
canciones que le dan gloria al Justo!
Sin embargo, tengo el corazón cargado de angustia.
Lloren por mí, porque me estoy marchitando.
Sigue prevaleciendo el engaño,
y hay traición por todas partes.
17 Terror, trampas y redes serán su suerte,
gente de la tierra.
18 Los que huyan aterrorizados, caerán en una trampa,
y los que escapen de la trampa, quedarán atrapados en una red.
La destrucción cae de los cielos como la lluvia;
tiemblan los cimientos de la tierra.
19 La tierra se ha hecho pedazos;
se ha derrumbado por completo;
se sacude con violencia.
20 La tierra se tambalea como un borracho;
tiembla como una carpa en medio de una tormenta.
Cae para no volver a levantarse,
porque es muy pesada la culpa de su rebelión.
21 En aquel día, el Señor
castigará a los dioses de los cielos
y a los soberbios gobernantes en las naciones de la tierra.
22 Serán acorralados y echados a la cárcel.
Serán encerrados en prisión
y por fin serán castigados.
23 Entonces, la gloria de la luna menguará,
y el resplandor del sol se desvanecerá,
porque el Señor
de los Ejércitos Celestiales reinará en el monte Sión.
Reinará con gran gloria en Jerusalén,
a los ojos de todos los líderes de su pueblo.
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Isaías 25

1 Alabanza por el juicio y la salvación
Oh Señor
, honraré y alabaré tu nombre,
porque tú eres mi Dios.
¡Tú haces cosas maravillosas!
Las planeaste hace mucho tiempo,
y ahora las has realizado.
2 Tú conviertes ciudades poderosas en montones de ruinas;
ciudades con murallas fuertes se convierten en escombros.
Hermosos palacios en tierras lejanas desaparecen
y jamás serán reconstruidos.
3 Por lo tanto, naciones fuertes proclamarán tu gloria;
naciones despiadadas te temerán.
4 Oh Señor
, tú eres una torre de refugio para los pobres,
una torre de refugio para los necesitados en su angustia.
Eres refugio de la tempestad
y amparo del calor.
Pues los actos opresivos de la gente despiadada
son como una tormenta que azota los muros,
5 o como el calor implacable del desierto.
Sin embargo, tú haces callar el rugido de las naciones extranjeras.
Como la sombra de una nube aplaca el incesante calor,
tú silencias las canciones vanidosas de la gente despiadada.
6 En Jerusalén,
el Señor
de los Ejércitos Celestiales
preparará un maravilloso banquete
para toda la gente del mundo.
Será un banquete delicioso
con vino añejo y carne de primera calidad.
7 Allí él quitará la nube de tristeza,
la sombra de muerte que cubre la tierra.
8 ¡Él devorará a la muerte para siempre!
El Señor
Soberano secará todas las lágrimas
y quitará para siempre los insultos y las burlas
contra su tierra y su pueblo.
¡El Señor
ha hablado!
9 En aquel día, la gente proclamará:
«¡Este es nuestro Dios!
¡Confiamos en él, y él nos salvó!
Este es el Señor
en quien confiamos.
¡Alegrémonos en la salvación que nos trae!».
10 Pues la mano de bendición del Señor
descansará sobre Jerusalén.
Moab, en cambio, será aplastado;
será como la paja pisoteada y abandonada para que se pudra.
11 Dios echará hacia abajo al pueblo de Moab
como el nadador empuja hacia abajo el agua con las manos.
Pondrá fin a su orgullo
y a todas sus malas acciones.
12 Las altas murallas de Moab serán demolidas;
derribadas al suelo,
echadas al polvo.
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Isaías 26

1 Canto de alabanza al Señor
En aquel día, todos en la tierra de Judá cantarán esta canción:
¡Nuestra ciudad es fuerte!
Estamos rodeados por las murallas de la salvación de Dios.
2 Abran las puertas a todos los que son justos;
dejen entrar a los fieles.
3 ¡Tú guardarás en perfecta paz
a todos los que confían en ti;
a todos los que concentran en ti sus pensamientos!
4 Confíen siempre en el Señor
,
porque el Señor
D
es la Roca eterna.
5 Él humilla a los orgullosos
y derriba a la ciudad arrogante;
él la echa al polvo.
6 Los pobres y los oprimidos la pisotean,
y los necesitados caminan sobre ella.
7 Sin embargo, para los que son justos,
el camino no es empinado ni accidentado.
Tú eres Dios. Haces lo que es justo
y allanas el camino delante de ellos.
8 Señor
, mostramos nuestra confianza en ti al obedecer tus leyes;
el deseo de nuestro corazón es glorificar tu nombre.
9 Te busco durante toda la noche;
en la mañana busco de todo corazón a Dios.
Pues solo cuando tú vengas a juzgar la tierra,
la gente aprenderá lo correcto.
10 Tu bondad con los malvados
no los lleva a hacer el bien.
Aunque otros hagan el bien, los malvados siguen haciendo el mal
y no les importa la majestad del Señor
.
11 Oh Señor
, ellos no prestan ninguna atención a tu puño levantado.
Demuéstrales tu fervor por defender a tu pueblo;
entonces quedarán avergonzados.
Que tu fuego consuma a tus enemigos.
12 Señor
, tú nos concederás la paz;
en realidad, todo lo que hemos logrado viene de ti.
13 Oh Señor
, Dios nuestro, otros nos han gobernado,
pero tú eres el único a quien adoramos.
14 Aquellos a quienes servimos antes, están muertos y bajo tierra;
¡sus espíritus difuntos nunca volverán!
Tú los atacaste y los destruiste,
y hace tiempo que pasaron al olvido.
15 Oh Señor
, tú hiciste grande nuestra nación;
así es, tú nos hiciste grandes.
Tú extendiste nuestras fronteras,
¡y te damos toda la gloria!
16 Señor
, en nuestra angustia te hemos buscado;
bajo la carga de tu disciplina hemos orado.
17 Como la mujer embarazada
se retuerce y grita de dolor mientras da a luz,
así estábamos en tu presencia, Señor
.
18 También nosotros nos retorcemos de agonía,
pero nuestros sufrimientos no resultan en nada.
No le hemos dado salvación a la tierra,
ni le trajimos vida al mundo.
19 Pero los que mueren en el Señor
vivirán;
¡sus cuerpos se levantarán otra vez!
Los que duermen en la tierra
se levantarán y cantarán de alegría.
Pues tu luz que da vida descenderá como el rocío
sobre tu pueblo, en el lugar de los muertos.
20 Restauración para Israel
Ve a tu casa, pueblo mío,
¡y pon cerrojo a tus puertas!
Escóndete por un breve tiempo,
hasta que haya pasado el enojo del Señor
.
21 ¡Miren! El Señor
viene del cielo
para castigar a la gente de la tierra por sus pecados.
La tierra no seguirá escondiendo a los asesinados;
los sacará a la vista de todos.
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Isaías 27

1 En aquel día, el Señor
tomará su espada veloz y terrible para castigar al Leviatán:
la serpiente que se mueve con gran rapidez, la serpiente que se retuerce y se enrolla. Él matará al dragón del mar.
2 «En aquel día,
canten acerca del viñedo fértil.
3 Yo, el Señor
, lo vigilaré,
y lo regaré con cuidado.
Día y noche lo vigilaré para que nadie pueda hacerle daño.
4 Mi enojo habrá desaparecido.
Si encuentro zarzas y espinos en crecimiento,
los atacaré;
los quemaré,
5 a menos que vuelvan a mí en busca de ayuda.
Que se reconcilien conmigo;
sí, que se reconcilien conmigo».
6 Se acerca el tiempo cuando los descendientes de Jacob echarán raíces;
¡Israel brotará y florecerá,
y llenará de fruto el mundo entero!
7 ¿Ha golpeado el Señor
a Israel
como golpeaba a sus enemigos?
¿Lo ha castigado
como los castigaba a ellos?
8 No, pero desterró a Israel para que rindiera cuentas;
quedó desterrado de su tierra,
como si hubiera sido arrasado por una tormenta del oriente.
9 El Señor
lo hizo para purificar a Israel
de su perversidad;
para quitarle todo su pecado.
Como resultado, todos los altares paganos serán reducidos a polvo.
No quedará en pie ningún poste dedicado a la diosa Asera ni ningún santuario pagano.
10 Las ciudades fortificadas quedarán en silencio y vacías,
las casas estarán abandonadas y las calles cubiertas de mala hierba.
Allí pastarán los terneros,
masticando ramas y tallos.
11 La gente está como las ramas secas de un árbol,
que se arrancan y se usan para encender el fuego debajo de las ollas para cocinar.
Israel es una nación tonta y necia,
porque sus habitantes se han apartado de Dios.
Por lo tanto, aquel que los hizo
no les tendrá lástima ni misericordia.
12 Sin embargo, llegará el día cuando el Señor
los reunirá como grano seleccionado a mano. Uno por uno los irá reuniendo, desde el río Éufrates
al oriente, hasta el arroyo de Egipto al occidente.
13 En aquel día se tocará la gran trompeta y muchos de los que se morían en el destierro en Asiria y en Egipto regresarán a Jerusalén para adorar al Señor
en su monte santo.
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Isaías 28

1 Mensaje acerca de Samaria
¡Qué aflicción le espera a la orgullosa ciudad de Samaria,
la corona gloriosa de los borrachos de Israel!
Está asentada a la cabeza de un valle fértil,
pero su belleza gloriosa se marchitará como una flor.
Es el orgullo de un pueblo
que el vino derribó.
2 Pues el Señor enviará un poderoso ejército en su contra;
como un potente granizo y una lluvia torrencial,
se lanzarán sobre ella como las aguas embravecidas de una inundación
y la aplastarán contra el suelo.
3 La orgullosa ciudad de Samaria,
la corona gloriosa de los borrachos de Israel,
será pisoteada bajo los pies de sus enemigos.
4 Está asentada a la cabeza de un valle fértil,
pero su belleza gloriosa se marchitará como una flor.
Cualquiera que la vea la arrancará,
como a higo que brota temprano y pronto se arranca y se come.
5 Entonces por fin el Señor
de los Ejércitos Celestiales
será la corona gloriosa de Israel;
será el orgullo y la alegría
del remanente de su pueblo.
6 Él dará a sus jueces
anhelo de justicia
y gran valentía
a sus guerreros que vigilan las puertas.
7 Sin embargo, ahora Israel es dirigido por borrachos
que dan tumbos por el vino y se tambalean a causa del alcohol.
Los sacerdotes y los profetas se tambalean a causa del alcohol,
y se pierden por el vino.
Dan tumbos cuando tienen visiones
y se tambalean cuando emiten sus decisiones.
8 Sus mesas están cubiertas de vómito;
hay inmundicia por todas partes.
9 «¿Quién se cree el Señor
que somos? —preguntan—,
¿por qué nos habla así?
¿Acaso somos niños pequeños,
recién destetados?
10 ¡Una y otra vez nos repite todo,
línea por línea,
renglón por renglón,
un poco aquí
y un poco allá!».
11 Así que, ahora, ¡Dios tendrá que hablar a su pueblo
por medio de opresores extranjeros que hablan una lengua extraña!
12 Dios le ha dicho a su pueblo:
«Aquí hay un lugar de descanso;
que reposen aquí los fatigados.
Este es un lugar tranquilo para descansar»;
pero ellos no quisieron escuchar.
13 Por eso el Señor
nuevamente les explicará su mensaje en detalle:
línea por línea,
renglón por renglón,
un poco aquí
y un poco allá;
para que tropiecen y caigan.
Ellos serán heridos, caerán en la trampa y serán capturados.
14 Por lo tanto, escuchen este mensaje del Señor
,
ustedes, gobernantes burlones de Jerusalén.
15 Se jactan diciendo: «Hemos hecho un trato para burlar a la muerte
y hemos llegado a un acuerdo para evitar la tumba.
La destrucción que se aproxima nunca podrá tocarnos,
porque nos hemos edificado un fuerte refugio hecho de mentiras y engaños».
16 Por lo tanto, esto dice el Señor
Soberano:
«¡Miren! Pongo una piedra de cimiento en Jerusalén,
una piedra sólida y probada.
Es una preciosa piedra principal sobre la cual se puede construir con seguridad.
El que crea jamás será sacudido.
17 Los probaré con la cuerda de medir de la justicia
y con la plomada de la rectitud.
Puesto que su refugio está construido de mentiras,
un granizo lo echará abajo.
Puesto que está hecho de engaños,
una inundación lo arrasará.
18 Anularé el trato que ustedes hicieron para burlar a la muerte,
y revocaré su acuerdo para evitar la tumba.
Cuando el terrible enemigo arrase la tierra,
ustedes serán pisoteados.
19 Una y otra vez vendrá esa inundación,
mañana tras mañana,
día y noche,
hasta que arrase con todos ustedes».
Este mensaje llenará de terror al pueblo.
20 La cama que ustedes hicieron es demasiado pequeña para acostarse en ella
y las mantas son demasiado estrechas para cubrirlos.
21 El Señor
vendrá, como lo hizo contra los filisteos en el monte Perazim,
y contra los amorreos en Gabaón.
Vendrá para hacer algo extraño;
vendrá para hacer algo poco común:
22 el Señor, el Señor
de los Ejércitos Celestiales,
ha dicho con claridad que está decidido a aplastar toda la tierra.
Así que no se burlen más,
de lo contrario, su castigo será aún mayor.
23 Escúchenme;
escuchen y presten mucha atención.
24 ¿Acaso el agricultor siempre ara pero nunca siembra?
¿Está continuamente labrando la tierra y nunca plantando?
25 ¿No siembra finalmente sus semillas
—comino negro, comino, trigo, cebada y trigo espelta—
cada uno en la forma correcta,
y cada uno en el lugar que le corresponde?
26 El agricultor sabe exactamente qué hacer
porque Dios le ha dado entendimiento.
27 Nunca se usa un mazo pesado para trillar el comino negro,
sino que se golpea con varas livianas.
Nunca se pasa una rueda de trillar sobre el comino,
al contrario, se golpea suavemente con un mayal.
28 El grano para el pan se muele con facilidad,
por eso no lo tritura demasiado.
Lo trilla bajo las ruedas de una carreta,
pero no lo pulveriza.
29 El Señor
de los Ejércitos Celestiales es un maestro maravilloso,
y le da gran sabiduría al agricultor.
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Isaías 29

1 Mensaje acerca de Jerusalén
«¡Qué aflicción le espera a Ariel,
la Ciudad de David!
Año tras año ustedes celebran sus fiestas.
2 Sin embargo, traeré desastre sobre ustedes,
y habrá mucho llanto y dolor.
Pues Jerusalén se convertirá en lo que significa su nombre, Ariel:
un altar cubierto de sangre.
3 Yo seré su enemigo,
rodearé a Jerusalén y atacaré sus murallas.
Edificaré torres de asalto
y la destruiré.
4 Entonces, tú hablarás desde lo profundo de la tierra;
tus palabras saldrán desde bien abajo, desde el polvo.
Tu voz susurrará desde el suelo
como un fantasma invocado de la tumba.
5 »Pero de pronto, tus despiadados enemigos serán aplastados
como el polvo más fino.
Tus numerosos atacantes serán expulsados
como la paja ante el viento.
De repente, en un instante,
6 yo, el Señor
de los Ejércitos Celestiales, intervendré a tu favor
con trueno, terremoto y gran ruido,
con torbellino, tormenta y fuego consumidor.
7 Todas las naciones que pelean contra Jerusalén
¡desaparecerán como un sueño!
Los que atacan sus murallas
se esfumarán como una visión en la noche.
8 La persona con hambre sueña con comida,
pero se despierta todavía con hambre.
La persona con sed sueña con beber,
pero cuando llega la mañana, sigue desfallecida de sed.
Así será con tus enemigos;
con los que ataquen al monte Sión».
9 ¿Estás asombrado y escéptico?
¿No lo crees?
Entonces adelante, sé ciego.
Eres necio, pero no por culpa del vino;
te tambaleas, ¡pero no por causa del licor!
10 Pues el Señor
derramó sobre ti un espíritu de sueño profundo;
ha cerrado los ojos de tus profetas y visionarios.
11 Para ellos, todos los sucesos futuros de esta visión son como un libro sellado. Cuando se lo des a los que sepan leer, dirán: «No podemos leerlo porque está sellado».
12 Cuando se lo des a los que no sepan leer, dirán: «No sabemos leer».
13 Así que el Señor dice:
«Este pueblo dice que me pertenece;
me honra con sus labios,
pero su corazón está lejos de mí.
Y la adoración que me dirige
no es más que reglas humanas, aprendidas de memoria.
14 Por esa causa, una vez más asombraré a estos hipócritas
con maravillas extraordinarias.
La sabiduría de los sabios pasará,
y la inteligencia de los inteligentes desaparecerá».
15 ¡Qué aflicción les espera a los que intentan esconder sus planes del Señor
,
a los que hacen sus malas acciones en la oscuridad!
«El Señor
no puede vernos —dicen—,
no sabe lo que está pasando».
16 ¿Será posible que sean tan necios?
¡Él es el Alfarero y, por cierto, es mayor que ustedes, el barro!
¿Acaso la cosa creada puede decir acerca del que la creó:
«Él no me hizo»?
¿Alguna vez ha dicho una vasija:
«El alfarero que me hizo es un tonto»?
17 Pronto —y no pasará mucho tiempo—
los bosques del Líbano se convertirán en un campo fértil,
y el campo fértil se convertirá en bosque.
18 En aquel día, los sordos oirán cuando se lean las palabras de un libro
y los ciegos verán a través de la neblina y la oscuridad.
19 Los humildes se llenarán de una alegría nueva de parte del Señor
;
los pobres se alegrarán en el Santo de Israel.
20 Los burlones ya no existirán,
los arrogantes desaparecerán,
y los que traman el mal serán muertos.
21 Los que condenan a los inocentes
con sus falsos testimonios desaparecerán.
Un destino parecido les espera a los que usan el engaño para pervertir la justicia
y mienten para destruir a los inocentes.
22 Por eso el Señor
, quien redimió a Abraham, dice al pueblo de Israel:
«Mi pueblo ya no será avergonzado,
ni palidecerá de temor.
23 Pues cuando vean a sus numerosos hijos
y todas las bendiciones que yo les he dado,
reconocerán la santidad del Santo de Jacob;
quedarán asombrados ante el Dios de Israel.
24 Entonces los descarriados adquirirán entendimiento,
y los que se quejan de todo aceptarán la instrucción.
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Isaías 30

1 La alianza inútil entre Judá y Egipto
»Qué aflicción les espera a mis hijos rebeldes
—dice el Señor
—.
Ustedes hacen planes contrarios a los míos;
hacen alianzas que no son dirigidas por mi Espíritu,
y de esa forma aumentan sus pecados.
2 Pues sin consultarme,
bajaron a Egipto en busca de ayuda;
pusieron su confianza en la protección del faraón
y trataron de esconderse bajo su sombra.
3 Pero por confiar en el faraón serán humillados,
y por depender de él, serán avergonzados.
4 Pues, aunque el poder del faraón se extiende hasta Zoán,
y sus funcionarios han llegado a Hanes,
5 todos los que confíen en él serán avergonzados.
Él no los ayudará;
todo lo contrario, los avergonzará».
6 Este es el mensaje que recibí con respecto a los animales del Neguev:
La caravana se mueve lentamente
a través del terrible desierto hacia Egipto
—burros cargados de riquezas
y camellos cargados de tesoros—
para pagar por la protección de Egipto.
Viajan a través del desierto,
lugar de leonas y leones,
lugar donde viven las víboras y las serpientes venenosas.
A pesar de todo esto, Egipto no les dará nada a cambio.
7 ¡Las promesas de Egipto no sirven para nada!
Por lo tanto, lo llamaré Rahab,
el dragón inofensivo.
8 Advertencia para la rebelde Judá
Ahora ve y escribe estas palabras;
escríbelas en un libro.
Así quedarán hasta el fin de los tiempos
como testigo
9 de que este pueblo es rebelde y terco
que se niega a hacer caso a las instrucciones del Señor
.
10 Les dicen a los videntes:
«¡Dejen de ver visiones!».
Les dicen a los profetas:
«No nos digan lo que es correcto.
Dígannos cosas agradables,
cuéntennos mentiras.
11 Olvídense de toda esta tristeza,
apártense de su senda estrecha.
Dejen de hablarnos acerca del
“Santo de Israel”».
12 Esta es la respuesta del Santo de Israel:
«Dado que ustedes desprecian lo que les digo
pero más bien confían en la opresión y en las mentiras,
13 la calamidad caerá sobre ustedes de repente,
como una pared pandeada que explota y se cae.
En un instante se desplomará
y se derrumbará.
14 Ustedes serán aplastados como una vasija de barro;
hechos añicos de una manera tan completa
que no habrá un pedazo lo suficientemente grande
para llevar los carbones de una hoguera
ni un poco de agua del pozo».
15 Esto dice el Señor
Soberano,
el Santo de Israel:
«Ustedes se salvarán solo si regresan a mí
y descansan en mí.
En la tranquilidad y en la confianza está su fortaleza;
pero no quisieron saber nada de esto.
16 “No —dijeron ustedes—, nuestra ayuda vendrá de Egipto;
ellos nos darán caballos veloces para entrar en batalla”.
Sin embargo, la única velocidad que verán
¡será la de sus enemigos dándoles caza!
17 Uno de ellos perseguirá a mil de ustedes
y cinco de ellos los harán huir a todos.
Quedarán como un asta de bandera solitaria sobre una colina
o como un estandarte hecho jirones en la cima de un monte lejano».
18 Bendiciones para el pueblo de Dios
Así que el Señor
esperará a que ustedes acudan a él
para mostrarles su amor y su compasión.
Pues el Señor
es un Dios fiel.
Benditos son los que esperan su ayuda.
19 Oh pueblo de Sión, que vives en Jerusalén,
ya no llorarás más.
Él será compasivo si le pides ayuda;
sin ninguna duda, él responderá a los clamores.
20 Aunque el Señor te dio a comer adversidad
y a beber sufrimiento,
él seguirá contigo a fin de enseñarte;
verás a tu maestro con tus propios ojos.
21 Tus oídos lo escucharán.
Detrás de ti, una voz dirá:
«Este es el camino por el que debes ir»,
ya sea a la derecha o a la izquierda.
22 Entonces destruirás todos tus ídolos de plata
y tus valiosas imágenes de oro.
Los desecharás como trapos sucios,
y les dirás: «¡Adiós y hasta nunca!».
23 Entonces el Señor
te bendecirá con lluvia durante el tiempo de la siembra. Habrá cosechas maravillosas y muchos pastizales para tus animales.
24 Los bueyes y los burros que cultivan los campos comerán buen grano, y el viento llevará la paja.
25 En aquel día, cuando tus enemigos sean masacrados y caigan las torres, descenderán corrientes de agua de cada monte y colina.
26 La luna será tan resplandeciente como el sol, y el sol brillará siete veces más, como la luz de siete días en uno solo. Así será cuando el Señor
comience a sanar a su pueblo y a curar las heridas que le hizo.
27 ¡Miren! El Señor
viene desde muy lejos,
ardiendo de enojo,
rodeado de un humo espeso que sube.
Sus labios están llenos de furia;
sus palabras consumen como el fuego.
28 Su ardiente aliento fluye como una inundación
hasta el cuello de sus enemigos.
Él zarandeará a las naciones soberbias para destrucción;
les pondrá el freno en la boca y las llevará a la ruina.
29 Sin embargo, el pueblo de Dios entonará una canción de alegría,
como los cantos de los festivales sagrados.
Estarás lleno de alegría,
como cuando un flautista dirige a un grupo de peregrinos
a Jerusalén, el monte del Señor
,
a la Roca de Israel.
30 Y el Señor
hará oír su majestuosa voz
y demostrará la fuerza de su brazo poderoso.
Descenderá con llamas consumidoras,
con aguaceros, con tormentas eléctricas y enormes granizos.
31 Por orden del Señor
, los asirios serán destrozados;
los herirá de muerte con su cetro real.
32 Y cuando el Señor
los golpee con su vara de castigo,
su pueblo celebrará con arpas y panderetas.
Él levantará su brazo poderoso y peleará contra los asirios.
33 Tofet, el lugar de incineración,
hace tiempo que está preparado para el rey asirio;
la pira tiene un gran montón de leña.
La encenderá el aliento del Señor
, como fuego de volcán.
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Isaías 31

1 Es inútil confiar en Egipto
¡Qué aflicción les espera a los que buscan ayuda en Egipto!
Al confiar en sus caballos, en sus carros de guerra y en sus conductores;
y al depender de la fuerza de ejércitos humanos
en lugar de buscar ayuda en el Señor
,
el Santo de Israel.
2 En su sabiduría, el Señor
enviará una gran calamidad;
no cambiará de parecer.
Se levantará contra los malvados
y contra quienes los ayudan.
3 ¡Pues estos egipcios son simples seres humanos, no son Dios!
Sus caballos son solo carne, no espíritus poderosos.
Cuando el Señor
levante el puño contra ellos,
quienes los ayudan tropezarán,
y aquellos que reciben ayuda caerán;
todos caerán y morirán juntos.
4 Pero el Señor
me ha dicho:
«Cuando un león joven y fuerte
ruge sobre la oveja que ha matado,
no lo asustan los gritos ni los ruidos
de toda una multitud de pastores.
De la misma manera, el Señor
de los Ejércitos Celestiales
descenderá para pelear en el monte Sión.
5 El Señor
de los Ejércitos Celestiales se moverá en el aire sobre Jerusalén
y la protegerá como un ave protege su nido.
Defenderá y salvará la ciudad;
pasará sobre ella y la rescatará».
6 Pueblo mío, aunque eres rebelde y perverso, ven y regresa al Señor
.
7 Yo sé que llegará el día glorioso cuando cada uno de ustedes desechará los ídolos de oro y las imágenes de plata que han hecho sus manos pecadoras.
8 «Los asirios serán destruidos,
pero no por las espadas de los hombres.
La espada de Dios los golpeará,
se dejarán llevar por el pánico y huirán.
Los fuertes jóvenes asirios
serán llevados cautivos.
9 Hasta los más fuertes temblarán de terror,
y los príncipes huirán al ver sus banderas de guerra»,
dice el Señor
, cuyo fuego está en Sión
y sus llamas arden desde Jerusalén.
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Isaías 32

1 Liberación definitiva de Israel
¡Miren! ¡Se acerca un rey justo!,
y príncipes honrados gobernarán bajo su mando.
2 Cada uno será como refugio del viento
y resguardo de la tormenta;
como corrientes de agua en el desierto
y sombra de una gran roca en tierra reseca.
3 Entonces todo el que tenga ojos podrá ver la verdad,
y todo el que tenga oídos podrá oírla.
4 Hasta los impulsivos estarán llenos de sentido común y de entendimiento;
y los que tartamudean hablarán con claridad.
5 En aquel día, los necios que viven sin Dios no serán héroes;
los canallas no serán respetados.
6 Pues los necios hablan necedades
y hacen planes malvados;
practican la impiedad
y difunden enseñanzas falsas acerca del Señor
;
privan de alimento a los hambrientos
y no dan agua a los sedientos.
7 Las sutiles artimañas de los canallas son maliciosas;
traman planes torcidos.
Mienten para condenar a los pobres,
aun cuando la causa de los pobres es justa.
8 Pero los generosos proponen hacer lo que es generoso
y se mantienen firmes en su generosidad.
9 Escuchen, mujeres, ustedes que están acostumbradas a la buena vida.
Escúchenme, ustedes que son tan engreídas.
10 Dentro de poco tiempo, algo más de un año,
ustedes que son tan despreocupadas, de repente comenzarán a preocuparse.
Pues se perderán sus cultivos de frutas,
y no habrá cosecha.
11 Tiemblen, mujeres de la buena vida;
abandonen su autosuficiencia.
Quítense sus ropas bonitas
y pónganse tela áspera en señal de su dolor.
12 Golpéense el pecho con profunda pena por sus abundantes granjas
y por sus vides llenas de fruto.
13 Pues su tierra se cubrirá de espinos y zarzas;
sus hogares alegres y ciudades felices desaparecerán.
14 El palacio y la ciudad quedarán abandonados,
y pueblos de mucha actividad estarán vacíos.
Los burros retozarán y las manadas pastarán
en los fuertes abandonados
y en las torres de vigilancia,
15 hasta que al fin se derrame el Espíritu
sobre nosotros desde el cielo.
Entonces el desierto se convertirá en campo fértil,
y el campo fértil dará cosechas abundantes.
16 La justicia gobernará en el desierto
y la rectitud en el campo fértil.
17 Y esta rectitud traerá la paz,
es cierto, traerá tranquilidad y confianza para siempre.
18 Mi pueblo vivirá seguro, tranquilo en su hogar
y encontrará reposo.
19 Aunque se destruya el bosque
y se derrumbe la ciudad,
20 el Señor
bendecirá grandemente a su pueblo.
Dondequiera que siembre la semilla, brotarán cosechas abundantes
y su ganado y sus burros pastarán con libertad.
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Isaías 33

1 Mensaje acerca de Asiria
¡Qué aflicción les espera a ustedes, asirios, que han destruido a otros
pero nunca han sido destruidos!
Traicionan a los demás,
pero nunca han sido traicionados.
Cuando terminen de destruir,
serán destruidos.
Cuando terminen de traicionar,
serán traicionados.
2 Pero tú, Señor
, ten misericordia de nosotros,
porque hemos esperado en ti.
Sé nuestro brazo fuerte cada día
y nuestra salvación en los tiempos difíciles.
3 El enemigo corre al sonido de tu voz;
cuando te pones en pie, ¡las naciones huyen!
4 Así como la oruga y la langosta despojan los campos y las vides,
de la misma forma será despojado el ejército caído de Asiria.
5 Aunque el Señor
es muy grande y vive en el cielo
hará de Jerusalén
el hogar de su justicia y rectitud.
6 En aquel día, él será tu cimiento seguro,
y te proveerá de una abundante reserva de salvación, sabiduría y conocimiento;
el temor del Señor
será tu tesoro.
7 Pero ahora tus valientes guerreros lloran en público;
tus embajadores de paz lloran con amarga desilusión.
8 Tus caminos están abandonados;
ya nadie viaja por ellos.
Los asirios rompieron su tratado de paz
y no les importan las promesas que hicieron delante de testigos;
no le tienen respeto a nadie.
9 La tierra de Israel se marchita con el duelo;
el Líbano se seca a causa de la vergüenza.
La llanura de Sarón es ahora un desierto;
Basán y el Carmelo han sido saqueados.
10 Pero el Señor
dice: «Ahora me levantaré;
ahora mostraré mi poder y mi fuerza.
11 Ustedes, los asirios, no producen más que hierba seca y rastrojos;
su propio aliento se convertirá en fuego y los consumirá.
12 Su pueblo será totalmente quemado,
como los espinos que se cortan y se echan al fuego.
13 ¡Escuchen lo que yo hice, naciones lejanas!
¡Y ustedes que están cerca, reconozcan mi poder!».
14 Los pecadores de Jerusalén tiemblan de temor;
el terror se apodera de los que no tienen a Dios.
«¿Quién puede vivir con este fuego devorador? —claman—.
¿Quién puede sobrevivir a este fuego consumidor?».
15 Los que son honestos y justos,
los que se niegan a obtener ganancias por medio de fraudes,
los que se mantienen alejados de los sobornos,
los que se niegan a escuchar a los que traman asesinatos,
los que cierran los ojos para no ceder ante la tentación de hacer el mal;
16 estos son los que habitarán en las alturas.
Las rocas de los montes serán su fortaleza;
se les proveerá alimentos,
y tendrán agua en abundancia.
17 Sus ojos verán al rey en todo su esplendor,
y verán una tierra que se pierde en la distancia.
18 Recordarán este tiempo de terror y preguntarán:
«¿Dónde están los oficiales asirios
que contaban nuestras torres?
¿Dónde están los contadores
que anotaban el botín sacado de nuestra ciudad caída?».
19 Ustedes ya no verán a esa gente feroz y violenta,
con su idioma extraño y desconocido.
20 En cambio, verán a Sión como lugar de festivales sagrados;
verán a Jerusalén, una ciudad tranquila y segura.
Será como una carpa con las sogas tensas
y con las estacas firmemente clavadas.
21 Para nosotros el Señor
será el Poderoso.
Será como un ancho río de protección
que ningún enemigo puede cruzar;
por el cual no puede navegar ningún barco enemigo.
22 Pues el Señor
es nuestro juez,
nuestro legislador y nuestro rey;
él cuidará de nosotros y nos salvará.
23 Las velas de los enemigos cuelgan flácidas
de los mástiles rotos, junto con aparejos inútiles.
El pueblo de Dios repartirá el tesoro;
¡hasta los cojos recibirán su porción!
24 El pueblo de Israel ya no dirá:
«Estamos enfermos e indefensos»,
porque el Señor
perdonará sus pecados.
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Isaías 34

1 Mensaje para las naciones
Vengan aquí y escuchen, oh naciones de la tierra;
que el mundo y todo lo que hay en él oigan mis palabras.
2 Pues el Señor
está furioso contra las naciones;
su furia es contra todos sus ejércitos.
Los destruirá
por completo,
los condenará a ser masacrados.
3 Sus muertos quedarán sin sepultura,
y el hedor de los cuerpos podridos llenará la tierra;
de los montes fluirá su sangre.
4 Arriba, los cielos se esfumarán
y desaparecerán como quien enrolla un pergamino.
Las estrellas caerán de los cielos
como caen las hojas marchitas de una vid,
o los higos secos de una higuera.
5 Y cuando mi espada haya terminado su trabajo en los cielos,
caerá sobre Edom,
la nación que he señalado para ser destruida.
6 La espada del Señor
está empapada en sangre
y cubierta de grasa,
con la sangre de corderos y cabras,
con la grasa de carneros preparados para el sacrificio.
Sí, el Señor
ofrecerá un sacrificio en la ciudad de Bosra
y hará una gran matanza en Edom.
7 Hasta morirán hombres tan fuertes como los bueyes salvajes,
los jóvenes junto a los veteranos.
La tierra quedará empapada en sangre
y el suelo enriquecido con la grasa.
8 Pues es el día de la venganza del Señor
,
el año cuando Edom recibirá el pago por todo lo que le hizo a Israel.
9 Los arroyos de Edom se llenarán de brea ardiente
y el suelo se cubrirá de fuego.
10 Este juicio sobre Edom nunca tendrá fin;
el humo de la nación en llamas se levantará para siempre.
La tierra quedará abandonada de generación en generación;
nadie volverá a vivir allí.
11 Será frecuentada por el búho del desierto y la lechuza blanca,
el búho grande y el cuervo.
Pues Dios medirá esa tierra con cuidado;
la medirá para el caos y la destrucción.
12 Se llamará la Tierra de Nada,
y pronto todos sus nobles desaparecerán.
13 Los espinos invadirán sus palacios;
en sus fuertes crecerán la ortiga y el cardo.
Las ruinas serán guarida de los chacales
y se convertirán en hogar de los búhos.
14 Los animales del desierto se mezclarán allí con las hienas,
y sus aullidos llenarán la noche.
Las cabras salvajes se balarán unas a otras en medio de las ruinas,
y las criaturas de la noche
irán a ese lugar para descansar.
15 Allí el búho hará su nido y pondrá sus huevos;
empollará a sus polluelos y los cubrirá con sus alas.
También irán los buitres,
cada uno con su compañera.
16 Escudriñen el libro del Señor
y vean lo que él hará.
Ninguno de estos animales ni de estas aves estará ausente,
y a ninguno le faltará su pareja,
porque el Señor
lo ha prometido.
Su Espíritu hará que todo esto se haga realidad.
17 Él ha medido y dividido la tierra,
y se la ha dado en propiedad a esas criaturas.
Ellas la poseerán para siempre,
de generación en generación.
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Isaías 35

1 Esperanza de restauración
Hasta el lugar desolado y el desierto estarán contentos en esos días;
la tierra baldía se alegrará y florecerá el azafrán de primavera.
2 Así es, habrá abundancia de flores,
de cantos y de alegría.
Los desiertos se pondrán tan verdes como los montes del Líbano,
tan bellos como el monte Carmelo o la llanura de Sarón.
Allí el Señor
manifestará su gloria,
el esplendor de nuestro Dios.
3 Con esta noticia, fortalezcan a los que tienen cansadas las manos,
y animen a los que tienen débiles las rodillas.
4 Digan a los de corazón temeroso:
«Sean fuertes y no teman,
porque su Dios viene para destruir a sus enemigos;
viene para salvarlos».
5 Y cuando él venga, abrirá los ojos de los ciegos
y destapará los oídos de los sordos.
6 El cojo saltará como un ciervo,
y los que no pueden hablar ¡cantarán de alegría!
Brotarán manantiales en el desierto
y corrientes regarán la tierra baldía.
7 El suelo reseco se convertirá en laguna
y los manantiales de agua saciarán la tierra sedienta.
Crecerán las hierbas de pantano, las cañas y los juncos
donde antes vivían los chacales del desierto.
8 Un gran camino atravesará esa tierra, antes vacía;
se le dará el nombre de Carretera de la Santidad.
Los de mente malvada nunca viajarán por ella.
Será solamente para quienes anden por los caminos de Dios;
los necios nunca andarán por ella.
9 Los leones no acecharán por esa ruta,
ni ninguna otra bestia feroz.
No habrá ningún otro peligro;
solo los redimidos andarán por ella.
10 Regresarán los que han sido rescatados por el Señor
;
entrarán cantando a Jerusalén,
coronados de gozo eterno,
estarán llenos de regocijo y de alegría;
desaparecerán el luto y la tristeza.
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Isaías 36

1 Asiria invade a Judá
En el año catorce del reinado de Ezequías,
Senaquerib, rey de Asiria, atacó a las ciudades fortificadas de Judá y las conquistó.
2 Entonces el rey de Asiria mandó a su jefe del Estado Mayor
desde Laquis con un enorme ejército para enfrentar al rey Ezequías en Jerusalén. Los asirios tomaron posición de batalla junto al acueducto que vierte el agua en el estanque superior, cerca del camino que lleva al campo donde se lavan
telas.
3 Estos son los funcionarios que salieron a reunirse con ellos: Eliaquim, hijo de Hilcías, administrador del palacio; Sebna, secretario de la corte; y Joa, hijo de Asaf, historiador del reino.
4 Senaquerib amenaza a Jerusalén
Entonces el jefe del Estado Mayor del rey asirio les dijo que le transmitieran a Ezequías el siguiente mensaje:
«El gran rey de Asiria dice: ¿En qué confías que te da tanta seguridad?
5 ¿Acaso crees que simples palabras pueden sustituir la fuerza y la capacidad militar? ¿Con quién cuentas para haberte rebelado contra mí?
6 ¿Con Egipto? Si te apoyas en Egipto, será como una caña que se quiebra bajo tu peso y te atraviesa la mano. ¡El faraón, rey de Egipto, no es nada confiable!
7 »Tal vez me digas: “¡Confiamos en el Señor
nuestro Dios!”; pero ¿no es él a quien Ezequías insultó? ¿Acaso no fue Ezequías quien derribó sus santuarios y altares, e hizo que todos en Judá y en Jerusalén adoraran solo en el altar que hay aquí, en Jerusalén?
8 »¡Se me ocurre una idea! Llega a un acuerdo con mi amo, el rey de Asiria. Yo te daré dos mil caballos, ¡si es que puedes encontrar esa cantidad de hombres para que los monten!
9 Con tu pequeño ejército, ¿cómo se te ocurre desafiar siquiera al contingente más débil de las tropas de mi amo, aunque contaras con la ayuda de los carros de guerra y sus conductores de Egipto?
10 Es más, ¿crees que hemos invadido tu tierra sin la dirección del Señor
? El Señor
mismo nos dijo: “¡Ataquen esta tierra y destrúyanla!”».
11 Entonces tanto Eliaquim como Sebna y Joa le dijeron al jefe del Estado Mayor asirio:
—Por favor, háblanos en arameo porque lo entendemos bien. No hables en hebreo,
porque oirá la gente que está sobre la muralla.
12 Pero el jefe del Estado Mayor de Senaquerib respondió:
—¿Ustedes creen que mi amo les envió este mensaje solo a ustedes y a su amo? Él quiere que todos los habitantes lo oigan porque, cuando sitiemos a esta ciudad, ellos sufrirán junto con ustedes. Tendrán tanta hambre y tanta sed que comerán su propio excremento y beberán su propia orina.
13 Después el jefe del Estado Mayor se puso de pie y le gritó en hebreo a la gente que estaba sobre la muralla: «¡Escuchen este mensaje del gran rey de Asiria!
14 El rey dice lo siguiente: “No dejen que Ezequías los engañe. Él jamás podrá librarlos.
15 No permitan que los haga confiar en el Señor
diciéndoles: ‘Con toda seguridad el Señor
nos librará. ¡Esta ciudad nunca caerá en manos del rey asirio!’.
16 »”¡No escuchen a Ezequías! El rey de Asiria les ofrece estas condiciones: hagan las paces conmigo; abran las puertas y salgan. Entonces cada uno de ustedes podrá seguir comiendo de su propia vid y de su propia higuera, y bebiendo de su propio pozo.
17 Me encargaré de llevarlos a otra tierra como esta: una tierra de grano y vino nuevo, de pan y viñedos.
18 »”No dejen que Ezequías los engañe al decir: ‘¡El Señor
nos librará!’. ¿Acaso los dioses de cualquier otra nación alguna vez han salvado a su pueblo del rey de Asiria?
19 ¿Qué les sucedió a los dioses de Hamat y de Arfad? ¿Y qué me dicen de los dioses de Sefarvaim? ¿Algún dios libró a Samaria de mi poder?
20 ¿Cuál de los dioses de alguna nación ha podido salvar alguna vez a su pueblo de mi poder? ¿Qué les hace pensar entonces que el Señor
puede librar a Jerusalén de mis manos?”».
21 El pueblo se quedó en silencio y no dijo ni una palabra, porque Ezequías le había ordenado: «No le respondan».
22 Entonces Eliaquim, hijo de Hilcías, administrador del palacio; Sebna, secretario de la corte; y Joa, hijo de Asaf, historiador del reino, regresaron a donde estaba Ezequías. Desesperados rasgaron su ropa, entraron para ver al rey y le contaron lo que había dicho el jefe del Estado Mayor asirio.
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Isaías 37

1 Ezequías busca la ayuda del Señor
Cuando el rey Ezequías oyó el informe, rasgó su ropa, se vistió de tela áspera y entró al templo del Señor
.
2 Enseguida envió a Eliaquim, administrador del palacio; a Sebna, secretario de la corte; y a los principales sacerdotes, todos vestidos de tela áspera, a hablar con el profeta Isaías, hijo de Amoz.
3 Ellos le dijeron: «El rey Ezequías dice: “Hoy es un día de dificultad, insulto y deshonra. Es como cuando un niño está a punto de nacer, pero la madre no tiene fuerzas para dar a luz.
4 Tal vez el Señor
tu Dios haya oído al jefe del Estado Mayor
asirio, que fue enviado por el rey para desafiar al Dios viviente, y lo castigue por sus palabras. ¡Te rogamos que ores por los que hemos quedado!”».
5 Una vez que los funcionarios del rey Ezequías le dieron a Isaías el mensaje del rey,
6 el profeta respondió: «Díganle a su amo: “Esto dice el Señor
: ‘No te alteres por ese discurso blasfemo que han pronunciado contra mí los mensajeros del rey de Asiria.
7 ¡Escucha! Yo mismo actuaré en su contra,
y el rey recibirá un mensaje de que lo necesitan en su país. Así que volverá a su tierra, donde haré que lo maten a filo de espada’”».
8 Mientras tanto, el jefe del Estado Mayor asirio partió de Jerusalén para consultar al rey de Asiria, quien había salido de Laquis y estaba atacando a Libna.
9 Poco después, el rey Senaquerib recibió la noticia de que el rey Tirhaca de Etiopía
iba al frente de un ejército para luchar contra él. Antes de salir al encuentro de sus agresores, envió mensajeros de regreso a Ezequías, en Jerusalén, con el siguiente mensaje:
10 «Este mensaje está dirigido al rey Ezequías de Judá. No dejes que tu Dios, en quien confías, te engañe con promesas de que Jerusalén no caerá en manos del rey de Asiria.
11 Tú sabes perfectamente bien lo que han hecho los reyes de Asiria en todos los lugares donde han ido. ¡Han destruido por completo a todo aquel que se ha interpuesto en su camino! ¿Por qué serías tú la excepción?
12 ¿Acaso los dioses de otras naciones las han rescatado, naciones como Gozán, Harán, Resef y el pueblo de Edén que vivía en Telasar? ¡Mis antecesores los destruyeron a todos!
13 ¿Qué sucedió con el rey de Hamat y el rey de Arfad? ¿Qué les pasó a los reyes de Sefarvim, de Hena y de Iva?».
14 Después de recibir la carta de mano de los mensajeros y de leerla, Ezequías subió al templo del Señor
y desplegó la carta ante el Señor
.
15 En presencia del Señor
, el rey hizo la siguiente oración:
16 «¡Oh Señor
de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel, tú estás entronizado entre los poderosos querubines! Solo tú eres el Dios de todos los reinos de la tierra. Solo tú creaste los cielos y la tierra.
17 ¡Inclínate, oh Señor
, y escucha! ¡Abre tus ojos, oh Señor
, y mira! Escucha las palabras desafiantes de Senaquerib contra el Dios viviente.
18 »Es cierto, Señor
, que los reyes de Asiria han destruido a todas esas naciones.
19 Han arrojado al fuego los dioses de esas naciones y los han quemado. ¡Por supuesto que los asirios pudieron destruirlos, pues no eran dioses en absoluto! Eran solo ídolos de madera y de piedra, formados por manos humanas.
20 Ahora, oh Señor
nuestro Dios, rescátanos de su poder; así todos los reinos de la tierra sabrán que solo tú, oh Señor
, eres Dios».
21 Isaías predice la liberación de Judá
Después, Isaías, hijo de Amoz, le envió a Ezequías el siguiente mensaje: «Esto dice el Señor
, Dios de Israel: “Ya que oraste respecto al rey Senaquerib de Asiria,
22 el Señor
ha pronunciado estas palabras en su contra:
»”La hija virgen de Sión
te desprecia y se ríe de ti.
La hija de Jerusalén
menea la cabeza con desdén mientras tú huyes.
23 »”¿A quién has estado desafiando y ridiculizando?
¿Contra quién levantaste la voz?
¿A quién miraste con ojos tan arrogantes?
¡Fue al Santo de Israel!
24 Por medio de tus mensajeros, has desafiado al Señor.
Dijiste: ‘Con mis numerosos carros de guerra
conquisté las montañas más altas,
sí, las cimas más remotas del Líbano.
Corté sus cedros más altos
y sus mejores cipreses.
Alcancé sus rincones más lejanos
y exploré sus bosques más espesos.
25 Cavé pozos en muchas tierras extranjeras
y me refresqué con sus aguas.
¡Con la planta de mi pie
detuve todos los ríos de Egipto!’.
26 »”Pero ¿acaso no has oído?
Yo lo decidí hace mucho tiempo.
Hace mucho que lo planifiqué,
y ahora lo llevo a cabo.
Yo determiné que tú aplastaras ciudades fortificadas
y las redujeras a un montón de escombros.
27 Por eso sus habitantes tienen tan poco poder
y están tan asustados y confundidos.
Son tan débiles como la hierba,
tan fáciles de pisotear como tiernos brotes verdes.
Son como hierba que sale en el techo de una casa,
que se quema
antes de poder crecer alta y lozana.
28 »”Pero a ti te conozco bien:
sé dónde te encuentras,
y cuándo entras y sales.
Conozco la forma en que desataste tu furia contra mí.
29 Por esa furia en mi contra
y por tu arrogancia, que yo mismo oí,
te pondré mi gancho en la nariz
y mi freno en la boca.
Te haré regresar
por el mismo camino por donde viniste”».
30 Luego Isaías le dijo a Ezequías: «Esta es la prueba de que es cierto lo que digo:
»Este año ustedes solo comerán lo que crezca por sí mismo,
y el año próximo comerán lo que de eso brote.
Sin embargo, el tercer año, plantarán cultivos y los cosecharán;
cuidarán de sus viñedos y comerán de su fruto.
31 Y ustedes, los que quedan en Judá,
los que han escapado de los estragos del ataque,
echarán raíces en su propio suelo,
crecerán y prosperarán.
32 Pues desde Jerusalén se extenderá un remanente de mi pueblo,
un grupo de sobrevivientes, desde el monte Sión.
¡El ferviente compromiso del Señor
de los Ejércitos Celestiales
hará que esto suceda!».
33 »Y esto dice el Señor
acerca del rey de Asiria:
»“Sus ejércitos no entrarán en Jerusalén;
ni siquiera lanzarán una sola flecha contra ella.
No marcharán fuera de sus puertas con sus escudos
ni levantarán terraplenes contra sus murallas.
34 El rey regresará a su propia tierra
por el mismo camino por donde vino.
No entrará en esta ciudad
—dice el Señor
—.
35 Por mi propia honra y por amor a mi siervo David,
defenderé esta ciudad y la protegeré”».
36 Esa noche el ángel del Señor
fue al campamento asirio y mató a 185.000 soldados. Cuando los asirios que sobrevivieron
se despertaron a la mañana siguiente, encontraron cadáveres por todas partes.
37 Entonces Senaquerib, rey de Asiria, levantó campamento y regresó a su propia tierra. Volvió a Nínive, la capital del reino, y allí se quedó.
38 Cierto día, mientras rendía culto en el templo de su dios Nisroc, sus hijos Adramelec y Sarezer lo mataron a espada. Luego escaparon a la tierra de Ararat, y otro de sus hijos, Esar-hadón, lo sucedió en el trono de Asiria.
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Isaías 38

1 Enfermedad y recuperación de Ezequías
Por ese tiempo, Ezequías se enfermó gravemente, y el profeta Isaías, hijo de Amoz, fue a visitarlo. Le dio al rey el siguiente mensaje: «Esto dice el Señor
: “Pon tus asuntos en orden porque vas a morir. No te recuperarás de esta enfermedad”».
2 Cuando Ezequías oyó el mensaje, volvió su rostro hacia la pared y oró al Señor
:
3 «Acuérdate, oh Señor
, que siempre te he sido fiel y te he servido con singular determinación, haciendo siempre lo que te agrada»; y el rey se echó a llorar amargamente.
4 Luego Isaías recibió este mensaje de parte del Señor
:
5 «Regresa y dile a Ezequías: “Esto dice el Señor
, Dios de tu antepasado David: ‘He oído tu oración y he visto tus lágrimas. Te añadiré quince años más de vida
6 y te rescataré del rey de Asiria junto con esta ciudad. Así es, defenderé esta ciudad’”.
7 »Esta es la señal del Señor
para demostrar que cumplirá lo que ha prometido:
8 “¡Haré retroceder diez gradas la sombra del sol en el reloj solar
de Acaz!”». Así que la sombra se movió diez gradas hacia atrás en el reloj solar.
9 Poema de alabanza de Ezequías
Cuando el rey Ezequías se recuperó, escribió el siguiente poema:
10 Yo dije: «¿En la flor de mi vida
tengo que entrar en el lugar de los muertos?
¿Acaso seré privado del resto de mis años?».
11 Dije: «Nunca más veré al Señor
D
en la tierra de los vivos.
Nunca más veré a mis amigos
ni estaré con los que viven en este mundo.
12 Se me voló la vida
como la carpa de un pastor en medio de una tormenta.
Fue cortada,
como cuando el tejedor corta la tela del telar.
De repente, mi vida se había acabado.
13 Esperé con paciencia toda la noche,
pero me sentía como si unos leones me estuvieran despedazando.
De repente, mi vida se había acabado.
14 En mi delirio, gorjeaba como una golondrina o una grulla,
y después gemía como una paloma torcaza.
Se me cansaban los ojos de mirar al cielo en busca de ayuda.
Estoy en apuros, Señor. ¡Ayúdame!».
15 Pero ¿qué podía decir?
Pues él mismo envió esta enfermedad.
Ahora caminaré con humildad durante el resto de mis años
a causa de esta angustia que he sentido.
16 Señor
, tu disciplina es buena,
porque lleva a la vida y a la salud.
¡Tú restauras mi salud
y me permites vivir!
17 Sí, esta angustia ha sido buena para mí,
porque me has rescatado de la muerte
y has perdonado todos mis pecados.
18 Pues los muertos
no pueden alabarte;
no pueden levantar la voz en alabanza.
Los que bajan a la tumba
ya no pueden esperar en tu fidelidad.
19 Solo los vivos pueden alabarte como yo lo hago hoy.
Cada generación le habla de tu fidelidad a la siguiente.
20 Imagínense: el Señor
está dispuesto a sanarme.
Cantaré sus alabanzas con instrumentos
todos los días de mi vida
en el templo del Señor
.
21 Isaías les había dicho a los siervos de Ezequías: «Preparen un ungüento de higos y úntenlo sobre la llaga, y Ezequías se recuperará».
22 Y Ezequías había preguntado: «¿Qué señal probará que iré al templo del Señor
?».
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Isaías 39

1 Mensajeros de Babilonia
Poco tiempo después, Merodac-baladán, hijo de Baladán, rey de Babilonia, le envió saludos a Ezequías junto con un regalo. Se enteró de que Ezequías había estado muy enfermo y que se había recuperado.
2 Ezequías quedó encantado con los enviados de Babilonia y les mostró todo lo que había en sus casas del tesoro: la plata, el oro, las especias y los aceites aromáticos. También los llevó a conocer su arsenal, ¡y les mostró todo lo que había en sus tesoros reales! No hubo nada, ni en el palacio ni en el reino, que Ezequías no les mostrara.
3 Entonces el profeta Isaías fue a ver al rey Ezequías y le preguntó:
—¿Qué querían esos hombres? ¿De dónde vinieron?
Ezequías contestó:
—Vinieron de la lejana tierra de Babilonia.
4 —¿Qué vieron en tu palacio? —preguntó Isaías.
—Lo vieron todo —contestó Ezequías—. Les mostré todo lo que poseo, todos mis tesoros reales.
5 Entonces Isaías dijo a Ezequías:
—Escucha este mensaje del Señor
de los Ejércitos Celestiales:
6 “Se acerca el tiempo cuando todo lo que hay en tu palacio —todos los tesoros que tus antepasados han acumulado hasta ahora— será llevado a Babilonia. No quedará nada —dice el Señor
—.
7 Algunos de tus hijos serán llevados al destierro. Los harán eunucos que servirán en el palacio del rey de Babilonia”.
8 Entonces Ezequías dijo a Isaías:
—Este mensaje que me has dado de parte del Señor
es bueno.
Pues el rey pensaba: «Por lo menos habrá paz y seguridad mientras yo viva».
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Isaías 40

1 Consuelo para el pueblo de Dios
«Consuelen, consuelen a mi pueblo
—dice su Dios—.
2 Hablen con ternura a Jerusalén
y díganle que se acabaron sus días tristes
y que sus pecados están perdonados.
Sí, el Señor
le dio doble castigo
por todos sus pecados».
3 ¡Escuchen! Es la voz de alguien que clama:
«¡Abran camino a través del desierto
para el Señor
!
¡Hagan una carretera derecha a través de la tierra baldía
para nuestro Dios!
4 Rellenen los valles
y allanen los montes y las colinas;
enderecen las curvas
y suavicen los lugares ásperos.
5 Entonces se revelará la gloria del Señor
y todas las personas la verán.
¡El Señor
ha hablado!».
6 Una voz dijo: «¡Grita!».
Y yo pregunté: «¿Qué debo gritar?».
«Grita que los seres humanos son como la hierba.
Su belleza se desvanece tan rápido
como las flores en un campo.
7 La hierba se seca y las flores se marchitan
bajo el aliento del Señor
.
Y así sucede también con los seres humanos.
8 La hierba se seca y las flores se marchitan,
pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre».
9 ¡Oh Sión, mensajera de buenas noticias,
grita desde las cimas de los montes!
Grítalo más fuerte, oh Jerusalén.
Grita y no tengas miedo.
Diles a las ciudades de Judá:
«¡Aquí viene su Dios!».
10 Sí, el Señor
Soberano viene con poder
y reinará con brazo poderoso.
Miren, él trae consigo su recompensa.
11 Alimentará su rebaño como un pastor;
llevará en sus brazos los corderos
y los mantendrá cerca de su corazón.
Guiará con delicadeza a las ovejas con crías.
12 No existe otro que se iguale al Señor
¿Quién ha sostenido los océanos en la mano?
¿Quién ha medido los cielos con los dedos?
¿Quién sabe cuánto pesa la tierra,
o ha pesado los montes y las colinas en una balanza?
13 ¿Quién puede dar consejos al Espíritu del Señor
?
¿Quién sabe lo suficiente para aconsejarlo o instruirlo?
14 ¿Acaso el Señor
alguna vez ha necesitado el consejo de alguien?
¿Necesita que se le instruya sobre lo que es bueno?
¿Le enseñó alguien al Señor
lo que es correcto,
o le mostró la senda de la justicia?
15 No, porque todas las naciones del mundo
no son más que un grano de arena en el desierto.
No son más que una capa de polvo
sobre la balanza.
Él levanta el mundo entero
como si fuera un grano de arena.
16 Toda la madera de los bosques del Líbano
y todos los animales del Líbano no serían suficientes
para presentar una ofrenda quemada digna de nuestro Dios.
17 Las naciones del mundo no valen nada para él.
Ante sus ojos, cuentan menos que nada,
son solo vacío y espuma.
18 ¿Con quién podemos comparar a Dios?
¿Qué imagen se puede encontrar que se le parezca?
19 ¿Se le puede comparar con un ídolo formado en un molde,
revestido de oro y decorado con cadenas de plata?
20 Y si la gente es demasiado pobre para eso,
al menos escojen una madera que no se pudre
y un artesano habilidoso
¡para que talle una imagen que no se caiga!
21 ¿Acaso no han oído? ¿No entienden?
¿Están sordos a las palabras de Dios,
las palabras que habló antes de que existiera el mundo?
¿Son tan ignorantes?
22 Dios se sienta sobre el círculo de la tierra;
la gente que hay abajo le parecen saltamontes.
Él despliega los cielos como una cortina,
y hace con ellos su carpa.
23 Él juzga a los poderosos del mundo
y los reduce a nada.
24 Apenas comienzan, recién están echando raíces,
cuando él sopla sobre ellos y se marchitan;
se los lleva el viento como a la paja.
25 «¿Con quién me compararán?
¿Quién es igual a mí?», pregunta el Santo.
26 Levanten la mirada a los cielos.
¿Quién creó todas las estrellas?
Él las hace salir como un ejército, una tras otra,
y llama a cada una por su nombre.
A causa de su gran poder y su incomparable fuerza,
no se pierde ni una de ellas.
27 Oh Jacob, ¿cómo puedes decir que el Señor
no ve tus dificultades?
Oh Israel, ¿cómo puedes decir que Dios no toma en cuenta tus derechos?
28 ¿Acaso nunca han oído?
¿Nunca han entendido?
El Señor
es el Dios eterno,
el Creador de toda la tierra.
Él nunca se debilita ni se cansa;
nadie puede medir la profundidad de su entendimiento.
29 Él da poder a los indefensos
y fortaleza a los débiles.
30 Hasta los jóvenes se debilitan y se cansan,
y los hombres jóvenes caen exhaustos.
31 En cambio, los que confían en el Señor
encontrarán nuevas fuerzas;
volarán alto, como con alas de águila.
Correrán y no se cansarán;
caminarán y no desmayarán.
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Isaías 41

1 Dios ayuda a Israel
«Escuchen en silencio ante mí, tierras más allá del mar.
Traigan sus argumentos más convincentes.
Vengan ahora y hablen;
el tribunal está listo para oír su caso.
2 »¿Quién ha incitado a ese rey del oriente,
llamándolo en justicia para el servicio de Dios?
¿Quién le da victoria a ese hombre sobre muchas naciones
y permite que pisotee a los reyes?
Con su espada, reduce a polvo a los ejércitos
y con su arco los esparce como la paja ante el viento.
3 Los persigue y avanza seguro,
aunque pisa terreno desconocido.
4 ¿Quién ha hecho obras tan poderosas,
llamando a cada nueva generación desde el principio del tiempo?
Soy yo, el Señor
, el Primero y el Último;
únicamente yo lo soy».
5 Las tierras más allá del mar observan con temor;
las tierras lejanas tiemblan y se movilizan para la guerra.
6 Los fabricantes de ídolos se alientan unos a otros
y se dicen: «¡Sé fuerte!».
7 El escultor anima al orfebre,
y el que hace moldes colabora en el yunque.
«Muy bien —dicen—, está quedando bien».
Con cuidado juntan las piezas,
después sujetan el ídolo para que no se caiga.
8 «Pero en cuanto a ti, Israel, mi siervo,
Jacob, a quien he escogido,
descendiente de mi amigo Abraham,
9 te he llamado desde los confines de la tierra,
diciéndote: “Eres mi siervo”.
Pues te he escogido
y no te desecharé.
10 No tengas miedo, porque yo estoy contigo;
no te desalientes, porque yo soy tu Dios.
Te daré fuerzas y te ayudaré;
te sostendré con mi mano derecha victoriosa.
11 »¿Ves? Todos tus furiosos enemigos están allí tendidos,
confundidos y humillados.
Todo el que se te oponga morirá
y quedará en la nada.
12 Buscarás en vano
a los que trataron de conquistarte.
Los que te ataquen
quedarán en la nada.
13 Pues yo te sostengo de tu mano derecha;
yo, el Señor
tu Dios.
Y te digo:
“No tengas miedo, aquí estoy para ayudarte.
14 Aunque seas un humilde gusano, oh Jacob,
no tengas miedo, pueblo de Israel, porque yo te ayudaré.
Yo soy el Señor
, tu Redentor.
Yo soy el Santo de Israel”.
15 Serás un nuevo instrumento para trillar,
con muchos dientes afilados.
Despedazarás a tus enemigos,
convirtiendo a los montes en paja.
16 Los lanzarás al aire
y el viento se los llevará;
un remolino los esparcirá.
Entonces te alegrarás en el Señor
;
te gloriarás en el Santo de Israel.
17 »Cuando los pobres y los necesitados busquen agua y no la encuentren,
y tengan la lengua reseca por la sed,
entonces yo, el Señor
, les responderé;
yo, el Dios de Israel, nunca los abandonaré.
18 Abriré ríos para ellos en los altiplanos.
Les daré fuentes de agua en los valles
y llenaré el desierto con lagunas de agua;
por la tierra reseca correrán ríos alimentados por manantiales.
19 Plantaré árboles en el desierto árido:
cedros, acacias, mirtos, olivos, cipreses, abetos y pinos.
20 Lo hago para que todos los que vean este milagro
comprendan lo que significa:
que el Señor
es quien lo ha hecho,
el Santo de Israel lo ha creado.
21 »Expongan el caso de sus ídolos
—dice el Señor
—.
Que demuestren lo que pueden hacer
—dice el Rey de Israel
—.
22 Que intenten decirnos lo que sucedió hace mucho tiempo,
para que podamos examinar las pruebas.
O que nos digan lo que nos depara el futuro,
para que podamos saber lo que sucederá.
23 Sí, dígannos lo que ocurrirá en los próximos días.
Entonces sabremos que ustedes son dioses.
¡Por lo menos hagan algo, bueno o malo!
Hagan algo que nos asombre y nos atemorice.
24 ¡Pero no! Ustedes son menos que nada y no pueden hacer nada en absoluto.
Quienes los escogen se contaminan a sí mismos.
25 »Yo incité a un líder que vendrá del norte;
lo he llamado por su nombre desde el oriente.
Le daré la victoria sobre reyes y príncipes;
los pisoteará como el alfarero pisa la arcilla.
26 »¿Quién les dijo desde el principio
que esto sucedería?
¿Quién predijo esto,
haciéndoles admitir que él tenía razón?
¡Nadie dijo una sola palabra!
27 Yo fui el primero en decirle a Sión:
“¡Mira! ¡La ayuda está en camino!”
.
Enviaré a Jerusalén un mensajero con buenas noticias.
28 Ninguno de sus ídolos les dijo esto;
ni uno respondió cuando pregunté.
29 Como ven, todos son objetos necios y sin ningún valor;
sus ídolos son tan vacíos como el viento.
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Isaías 42

1 El Siervo escogido del Señor
»Miren a mi siervo, al que yo fortalezco;
él es mi elegido, quien me complace.
He puesto mi Espíritu sobre él;
él hará justicia a las naciones.
2 No gritará,
ni levantará su voz en público.
3 No aplastará a la caña más débil,
ni apagará una vela que titila.
Les hará justicia a todos los agraviados.
4 No vacilará ni se desalentará
hasta que prevalezca la justicia en toda la tierra.
Aun las tierras lejanas más allá del mar esperarán sus instrucciones».
5 Dios, el Señor
, creó los cielos y los extendió;
creó la tierra y todo lo que hay en ella.
Él es quien da aliento a cada uno
y vida a todos los que caminan sobre la tierra.
Y es él quien dice:
6 «Yo, el Señor
, te he llamado para manifestar mi justicia.
Te tomaré de la mano y te protegeré,
y te daré a mi pueblo, los israelitas,
como símbolo de mi pacto con ellos.
Y serás una luz para guiar a las naciones.
7 Abrirás los ojos de los ciegos;
pondrás a los cautivos en libertad,
soltando a los que están en calabozos oscuros.
8 »¡Yo soy el Señor
; ese es mi nombre!
No le daré mi gloria a nadie más,
ni compartiré mi alabanza con ídolos tallados.
9 Todo cuanto profeticé se ha hecho realidad,
y ahora profetizaré de nuevo;
les diré el futuro antes de que suceda».
10 Canción de alabanza al Señor
¡Canten al Señor
un nuevo cántico!
¡Canten sus alabanzas desde los confines de la tierra!
Canten, ustedes que navegan los mares,
los que viven en las costas lejanas.
11 Únanse al coro, ciudades del desierto;
que las aldeas de Cedar se alegren.
Que el pueblo de Sela cante de alegría;
que grite alabanzas desde las cumbres de los montes.
12 Que el mundo entero glorifique al Señor
;
que cante su alabanza.
13 El Señor
marchará como un héroe poderoso;
saldrá como guerrero lleno de furia.
Lanzará su grito de batalla
y aplastará a todos sus enemigos.
14 Dirá: «He guardado silencio por mucho tiempo;
sí, me he contenido.
Pero ahora, como una mujer que da a luz,
gritaré, gemiré y jadearé.
15 Allanaré los montes y las colinas
y arruinaré toda su vegetación.
Convertiré los ríos en tierra seca
y secaré todas las lagunas.
16 Guiaré al ciego Israel por una senda nueva,
llevándolo por un camino desconocido.
Iluminaré las tinieblas a su paso
y allanaré el camino delante de ellos.
Ciertamente yo haré estas cosas;
no los abandonaré.
17 Pero los que confían en ídolos,
los que dicen: “Ustedes son nuestros dioses”,
se alejarán avergonzados.
18 Israel no ha querido escuchar ni ver
»¡Escuchen ustedes, sordos!
¡Miren y vean, ciegos!
19 ¿Quién es tan ciego como mi propio pueblo, mi siervo?
¿Quién es tan sordo como mi mensajero?
¿Quién es tan ciego como mi pueblo elegido,
el siervo del Señor
?
20 Ustedes ven y reconocen lo que es correcto,
pero se niegan a hacerlo.
Escuchan con sus oídos,
pero en realidad no prestan atención».
21 Debido a que el Señor
es justo,
él ha exaltado su ley gloriosa;
22 pero a su pueblo lo han robado y saqueado,
lo han esclavizado, metido en prisión y atrapado.
Es blanco fácil para cualquiera,
y no tiene a nadie que lo proteja,
a nadie que lo lleve de regreso a casa.
23 ¿Quién escuchará estas lecciones del pasado
y verá la ruina que le espera en el futuro?
24 ¿Quién permitió que robaran e hirieran a Israel?
Fue el Señor
, contra quien pecamos,
porque los israelitas no quisieron andar por su camino,
ni quisieron obedecer su ley.
25 Por lo tanto, él derramó su furia sobre ellos
y los destruyó en batalla.
Las llamas los envolvieron,
pero aun así se negaron a entender.
El fuego los consumió,
pero no aprendieron su lección.
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Isaías 43

1 El Salvador de Israel
Pero ahora, oh Jacob, escucha al Señor
, quien te creó.
Oh Israel, el que te formó dice:
«No tengas miedo, porque he pagado tu rescate;
te he llamado por tu nombre; eres mío.
2 Cuando pases por aguas profundas,
yo estaré contigo.
Cuando pases por ríos de dificultad,
no te ahogarás.
Cuando pases por el fuego de la opresión,
no te quemarás;
las llamas no te consumirán.
3 Pues yo soy el Señor
, tu Dios,
el Santo de Israel, tu Salvador.
Yo di a Egipto como rescate por tu libertad;
en tu lugar di a Etiopía
y a Seba.
4 Entregué a otros a cambio de ti.
Cambié la vida de ellos por la tuya,
porque eres muy precioso para mí.
Recibes honra, y yo te amo.
5 »No tengas miedo, porque yo estoy contigo.
Te reuniré a ti y a tus hijos del oriente y del occidente.
6 Les diré al norte y al sur:
“Traigan a mis hijos e hijas de regreso a Israel
desde los rincones más lejanos de la tierra.
7 Traigan a todo el que me reconoce como su Dios,
porque yo los he creado para mi gloria.
Fui yo quien los formé”».
8 Saquen a la gente que tiene ojos pero está ciega;
que tiene oídos pero está sorda.
9 ¡Reúnan a las naciones!
¡Convoquen a los pueblos del mundo!
¿Cuál de sus ídolos acaso predijo cosas semejantes?
¿Cuál de ellos puede predecir lo que sucederá mañana?
¿Dónde están los testigos de tales predicciones?
¿Quién puede comprobar que han dicho la verdad?
10 «Pero tú eres mi testigo, Israel —dice el Señor
—,
tú eres mi siervo.
Tú has sido escogido para conocerme, para creer en mí
y comprender que solo yo soy Dios.
No hay otro Dios;
nunca lo hubo y nunca lo habrá.
11 Yo, sí, yo soy el Señor
,
y no hay otro Salvador.
12 Primero predije tu rescate,
y después te salvé y lo proclamé ante el mundo.
Ningún dios extranjero jamás lo ha hecho.
Tú, Israel, eres testigo de que yo soy el único Dios
—dice el Señor
—.
13 Desde la eternidad y hasta la eternidad, yo soy Dios.
No hay quien pueda arrebatar a nadie de mi mano;
nadie puede deshacer lo que he hecho».
14 Victoria prometida por el Señor
Esto dice el Señor
, tu Redentor, el Santo de Israel:
«Por tu bien, enviaré un ejército contra Babilonia
y obligaré a los babilonios
a huir en esos barcos de los que están tan orgullosos.
15 Yo soy el Señor
, tu Santo,
el Creador y Rey de Israel.
16 Yo soy el Señor
, que abrió un camino a través de las aguas,
e hizo una senda seca a través del mar.
17 Yo llamé al poderoso ejército de Egipto
con todos sus carros de guerra y sus caballos.
Los sumergí debajo de las olas, y se ahogaron;
su vida se apagó como mecha humeante.
18 »Pero olvida todo eso;
no es nada comparado con lo que voy a hacer.
19 Pues estoy a punto de hacer algo nuevo.
¡Mira, ya he comenzado! ¿No lo ves?
Haré un camino a través del desierto;
crearé ríos en la tierra árida y baldía.
20 Los animales salvajes de los campos me darán las gracias,
y también los chacales y los búhos,
por darles agua en el desierto.
Sí, haré ríos en la tierra árida y baldía,
para que mi pueblo escogido pueda refrescarse.
21 Yo hice a Israel para mí mismo,
y algún día me honrará delante del mundo entero.
22 »Sin embargo, querida familia de Jacob, tú te niegas a pedirme ayuda.
¡Oh Israel, te has cansado de mí!
23 No me has traído ovejas ni cabras para ofrendas quemadas.
No me has honrado con sacrificios,
aun cuando no te he agobiado ni fatigado
con exigencias de ofrendas de granos y de incienso.
24 No me has traído el cálamo aromático,
ni me has agradado con la grasa de los sacrificios.
En cambio, me has agobiado con tus pecados
y me has cansado con tus faltas.
25 »Yo, sí, yo solo, borraré tus pecados por amor a mí mismo
y nunca volveré a pensar en ellos.
26 Revisemos juntos la situación,
y presenta tu defensa para demostrar tu inocencia.
27 Desde el principio, tu primer antepasado pecó contra mí;
todos tus líderes quebrantaron mis leyes.
28 Por eso yo he avergonzado a tus sacerdotes;
he decretado la destrucción total
de Jacob
y la vergüenza para Israel.
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Isaías 44

1 »Ahora, escúchame, Jacob, mi siervo,
Israel, mi elegido.
2 El Señor
que te hizo y que te ayuda, dice:
“No tengas miedo, oh Jacob, siervo mío,
mi amado Israel,
mi elegido.
3 Pues derramaré agua para calmar tu sed
y para regar tus campos resecos;
derramaré mi Espíritu sobre tus descendientes,
y mi bendición sobre tus hijos.
4 Prosperarán como la hierba bien regada,
como sauces en la ribera de un río.
5 Algunos dirán con orgullo: ‘Yo le pertenezco al Señor
’;
otros dirán: ‘Soy descendiente de Jacob’.
Algunos escribirán el nombre del Señor
en sus manos
y tomarán para sí el nombre de Israel”».
6 Necedad de los ídolos
Esto dice el Señor
, el Rey y Redentor de Israel, el Señor
de los Ejércitos Celestiales:
«Yo soy el Primero y el Último;
no hay otro Dios.
7 ¿Quién es como yo?
Que se presente y les demuestre su poder;
que haga lo que yo he hecho desde tiempos antiguos
cuando establecí a un pueblo y expliqué su futuro.
8 No tiemblen; no tengan miedo.
¿Acaso no proclamé mis propósitos para ustedes hace mucho tiempo?
Ustedes son mis testigos, ¿hay algún otro Dios?
¡No! No hay otra Roca, ni una sola».
9 ¡Qué necios son los que fabrican ídolos!
Esos objetos tan apreciados, en realidad no valen nada.
Los que adoran ídolos no saben esto,
así que todos terminan avergonzados.
10 ¿Quién, sino un tonto, se haría su propio dios,
un ídolo que no puede ayudarlo en nada?
11 Los que rinden culto a ídolos caerán en la deshonra
junto con todos esos artesanos, simples humanos,
que se declaran capaces de fabricar un dios.
Tal vez unan sus fuerzas,
pero estarán unidos en el terror y la vergüenza.
12 El herrero se ubica frente a su fragua para hacer una herramienta afilada,
martillándola y dándole forma con todas sus fuerzas.
Su trabajo le da hambre y se siente débil;
le da sed y se siente desmayar.
13 Después el tallador mide un bloque de madera
y sobre él traza un diseño.
Trabaja con el cincel y el cepillo
y lo talla formando una figura humana.
Le da belleza humana
y lo pone en un pequeño santuario.
14 Corta cedros;
escoge cipreses y robles;
planta pinos en el bosque
para que la lluvia los alimente.
15 Luego usa parte de la madera para hacer fuego
y con esto se calienta y hornea su pan.
Después, aunque parezca increíble, toma lo que queda
y se hace un dios para rendirle culto;
hace un ídolo
y se inclina ante él.
16 Quema parte del árbol para asar la carne
y para darse calor.
Dice: «Ah, ¡qué bien se siente uno con este fuego!».
17 Luego toma lo que queda
y hace su dios: ¡un ídolo tallado!
Cae de rodillas ante el ídolo,
le rinde culto y le reza.
«¡Rescátame! —le dice—,
¡tú eres mi dios!».
18 ¡Cuánta estupidez y cuánta ignorancia!
Tienen los ojos cerrados y no pueden ver;
tienen la mente cerrada y no pueden pensar.
19 La persona que hizo el ídolo nunca se detiene a reflexionar:
«¡Vaya, es solo un pedazo de madera!
Quemé la mitad para tener calor
y la usé para cocer el pan y asar la carne.
¿Cómo es posible que lo que queda sea un dios?
¿Acaso debo inclinarme a rendir culto a un pedazo de madera?».
20 El pobre iluso se alimenta de cenizas;
confía en algo que no puede ayudarlo en absoluto.
Sin embargo, no es capaz de preguntarse:
«Este ídolo que tengo en la mano, ¿no será una mentira?».
21 Restauración de Jerusalén
«Presta atención, oh Jacob,
porque tú eres mi siervo, oh Israel.
Yo, el Señor
, te hice
y no te olvidaré.
22 He disipado tus pecados como una nube
y tus ofensas como la niebla de la mañana.
Vuelve a mí,
porque yo pagué el precio para ponerte en libertad».
23 Canten, oh cielos, porque el Señor
ha hecho algo tan maravilloso.
¡Griten de júbilo, oh profundidades de la tierra!
¡Pónganse a cantar
oh montes, bosques y todos los árboles!
Pues el Señor
ha redimido a Jacob
y es glorificado en Israel.
24 Esto dice el Señor
,
tu Redentor y Creador:
«Yo soy el Señor
, que hizo todas las cosas;
yo solo extendí los cielos.
¿Quién estaba conmigo
cuando hice la tierra?
25 Expongo a los falsos profetas como mentirosos
y dejo en ridículo a los adivinos;
hago que los sabios den malos consejos,
y así demuestro que son unos necios.
26 Sin embargo, yo sí cumplo las predicciones de mis profetas.
Por medio de ellos le digo a Jerusalén: “Este lugar volverá a ser habitado”,
y a las ciudades de Judá: “Ustedes serán reconstruidas;
yo restauraré todas sus ruinas”.
27 Cuando hable a los ríos y les diga: “¡Séquense!”,
se secarán.
28 Cuando diga de Ciro: “Él es mi pastor”,
sin falta él hará lo que yo digo.
Él ordenará: “Reconstruyan Jerusalén”;
y dirá: “Restauren el templo”».
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Isaías 45

1 Ciro, el escogido del Señor
Esto le dice el Señor
a Ciro, su ungido,
cuya mano derecha llenará de poder.
Ante él, los reyes poderosos quedarán paralizados de miedo;
se abrirán las puertas de sus fortalezas
y nunca volverán a cerrarse.
2 Esto dice el Señor
:
«Iré delante de ti, Ciro,
y allanaré los montes;
echaré abajo las puertas de bronce
y cortaré las barras de hierro.
3 Te daré tesoros escondidos en la oscuridad,
riquezas secretas.
Lo haré para que sepas que yo soy el Señor
,
Dios de Israel, el que te llama por tu nombre.
4 »¿Por qué te he llamado para esta tarea?
¿Por qué te llamé por tu nombre, cuando no me conocías?
Es por amor a mi siervo Jacob,
Israel, mi escogido.
5 Yo soy el Señor
;
no hay otro Dios.
Te he preparado para la batalla,
aunque tú ni siquiera me conoces,
6 para que el mundo entero, desde el oriente hasta el occidente,
sepa que no hay otro Dios.
Yo soy el Señor
, y no hay otro.
7 Yo formo la luz y creo las tinieblas,
yo envío los buenos tiempos y los malos;
yo, el Señor
, soy el que hace estas cosas.
8 »Ábranse, oh cielos,
y derramen su justicia.
Que la tierra se abra de par en par,
para que broten juntas la salvación y la justicia.
Yo, el Señor
, las he creado.
9 »¡Qué aflicción espera a los que discuten con su Creador!
¿Acaso discute la olla de barro con su hacedor?
¿Reprocha el barro al que le da forma diciéndole:
“¡Detente, lo estás haciendo mal!”?
¿Exclama la olla:
“¡Qué torpe eres!”?
10 ¡Qué terrible sería si un recién nacido le dijera a su padre:
“¿Por qué nací?”
o le dijera a su madre:
“¿Por qué me hiciste así?”!».
11 Esto dice el Señor
,
el Santo de Israel, tu Creador:
«¿Pones en tela de juicio lo que hago por mis hijos?
¿Acaso me das órdenes acerca de la obra de mis manos?
12 Yo soy el que hizo la tierra
y creó a la gente para que viviera en ella.
Con mis manos extendí los cielos;
todas las estrellas están a mis órdenes.
13 Levantaré a Ciro para que cumpla mi propósito justo,
y guiaré sus acciones.
Él restaurará mi ciudad y pondrá en libertad a mi pueblo cautivo,
¡sin buscar recompensa!
¡Yo, el Señor
de los Ejércitos Celestiales, he hablado!».
14 Futura conversión de los gentiles
Esto dice el Señor
:
«Gobernarás a los egipcios,
a los etíopes
y a los sabeos.
Ellos acudirán a ti con toda su mercancía,
y toda ella te pertenecerá.
Te seguirán como prisioneros encadenados
y caerán de rodillas ante ti y dirán:
“Dios está contigo y él es el único Dios,
no hay otro”».
15 Verdaderamente, oh Dios de Israel, Salvador nuestro,
tú obras de manera misteriosa.
16 Los artesanos que hacen ídolos serán humillados;
todos serán avergonzados.
17 Pero el Señor
salvará al pueblo de Israel
con salvación eterna;
por los siglos de los siglos,
nunca más será humillado ni avergonzado.
18 Pues el Señor
es Dios;
él creó los cielos y la tierra
y puso todas las cosas en su lugar.
Él hizo el mundo para ser habitado,
no para que fuera un lugar vacío y de caos.
«Yo soy el Señor
—afirma—,
y no hay otro.
19 Yo proclamo firmes promesas en público;
no susurro cosas oscuras en algún rincón escondido.
No le habría dicho al pueblo de Israel
que me buscara
si no fuera posible encontrarme.
Yo, el Señor
, solo digo la verdad,
y solo declaro lo correcto.
20 »Reúnanse y vengan,
fugitivos de las naciones vecinas.
¡Qué necios son los que llevan consigo sus ídolos de madera
y dirigen sus oraciones a dioses que no pueden salvarlos!
21 Consulten entre ustedes, defiendan su causa;
reúnanse y resuelvan qué decir.
¿Quién dio a conocer estas cosas desde hace mucho?
¿Cuál de los ídolos alguna vez les dijo que iban a suceder?
¿Acaso no fui yo, el Señor
?
Pues no hay otro dios aparte de mí,
un Dios justo y Salvador;
fuera de mí no hay otro.
22 ¡Que todo el mundo me busque para la salvación!,
porque yo soy Dios; no hay otro.
23 He jurado por mi propio nombre;
he dicho la verdad
y no faltaré a mi palabra:
toda rodilla se doblará ante mí,
y toda lengua me confesará su lealtad».
24 La gente declarará:
«El Señor
es la fuente de mi justicia y de mi fortaleza».
Y todos los que estaban enojados con él,
se le acercarán y quedarán avergonzados.
25 En el Señor
, todas las generaciones de Israel serán justificadas,
y en él se enorgullecerán.
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Isaías 46

1 Los falsos dioses de Babilonia
Bel y Nebo, los dioses de Babilonia,
se inclinan cuando los bajan al suelo.
Se los llevan en carretas tiradas por bueyes.
Los pobres animales se tambalean por el peso.
2 Tanto los ídolos como sus dueños se doblegan.
Los dioses no pueden proteger a la gente,
y la gente no puede proteger a los dioses;
juntos van al cautiverio.
3 «Escúchenme, descendientes de Jacob,
todos los que permanecen en Israel.
Los he protegido desde que nacieron;
así es, los he cuidado desde antes de nacer.
4 Yo seré su Dios durante toda su vida;
hasta que tengan canas por la edad.
Yo los hice y cuidaré de ustedes;
yo los sostendré y los salvaré.
5 »¿Con quién me compararán?
¿Quién es igual que yo?
6 Hay quienes derrochan su plata y su oro
y contratan a un artesano para que de estos les haga un dios.
Luego, ¡se inclinan y le rinden culto!
7 Lo llevan sobre los hombros
y cuando lo bajan, allí se queda.
¡Ni siquiera se puede mover!
Cuando alguien le dirige una oración, no obtiene respuesta;
no puede rescatar a nadie de sus dificultades.
8 »¡No olviden esto! ¡Ténganlo presente!
Recuérdenlo, ustedes los culpables.
9 Recuerden las cosas que hice en el pasado.
¡Pues solo yo soy Dios!
Yo soy Dios, y no hay otro como yo.
10 Solo yo puedo predecir el futuro
antes que suceda.
Todos mis planes se cumplirán
porque yo hago todo lo que deseo.
11 Llamaré a una veloz ave de rapiña desde el oriente,
a un líder de tierras lejanas, para que venga y haga lo que le ordeno.
He dicho lo que haría,
y lo cumpliré.
12 »Escúchame, pueblo terco,
que estás tan lejos de actuar con justicia.
13 Pues estoy listo para rectificar todo,
no en un futuro lejano, ¡sino ahora mismo!
Estoy listo para salvar a Jerusalén
y mostrarle mi gloria a Israel.
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Isaías 47

1 Predicción de la caída de Babilonia
»Desciende, hija virgen de Babilonia, y siéntate en el polvo
porque han terminado tus días de estar sentada en el trono.
Oh hija de Babilonia,
nunca volverás a ser
la encantadora princesa, tierna y delicada.
2 Toma las pesadas ruedas de molino y muele la harina;
quítate el velo y despójate de tu túnica.
Descúbrete a la vista del público.
3 Quedarás desnuda y llena de vergüenza.
Me vengaré de ti sin piedad».
4 Nuestro Redentor, cuyo nombre es el Señor
de los Ejércitos Celestiales,
es el Santo de Israel.
5 «Oh Babilonia hermosa, siéntate ahora en oscuridad y en silencio.
Nunca más serás conocida como la reina de los reinos.
6 Pues yo estaba enojado con mi pueblo escogido
y lo castigué al dejar que cayera en tus manos.
Sin embargo, tú, Babilonia, no les tuviste compasión.
Hasta oprimiste a los ancianos.
7 Dijiste: “¡Reinaré para siempre, como reina del mundo!”.
No reflexionaste sobre lo que hacías,
ni pensaste en las consecuencias.
8 »Escucha esto, nación amante de los placeres,
que vives cómodamente y te sientes segura.
Tú dices: “Yo soy la única, y no hay otra.
Nunca seré viuda ni perderé a mis hijos”.
9 Pues ambas cosas caerán sobre ti en un instante:
la viudez y la pérdida de tus hijos.
Así es, esas calamidades caerán sobre ti,
a pesar de tu brujería y de tu magia.
10 »Te sentías segura en tu maldad.
“Nadie me ve”, dijiste.
Pero tu “sabiduría” y tu “conocimiento” te han descarriado,
y dijiste: “Yo soy la única, y no hay otra”.
11 Por eso te alcanzará el desastre,
y serás incapaz de alejarlo por medio de encantos.
La calamidad caerá sobre ti,
y no podrás comprar tu libertad.
Una catástrofe te sorprenderá;
una para la cual no estás preparada.
12 »¡Usa ahora tus encantamientos!
Usa los conjuros que estuviste perfeccionando todos estos años.
Tal vez te hagan algún bien;
tal vez puedan hacer que alguien te tenga miedo.
13 Tanto consejo recibido te ha cansado.
¿Dónde están tus astrólogos,
esos que miran a las estrellas y hacen predicciones todos los meses?
Que den la cara y te salven de lo que te depara el futuro.
14 Pero ellos son como la paja que arde en el fuego;
no pueden salvarse a sí mismos de las llamas.
No recibirás ninguna ayuda de ellos;
su chimenea no es lugar para sentarse y calentarse.
15 Y todos tus amigos,
con los que has hecho negocios desde la niñez,
cada uno seguirá su propio camino,
haciendo oídos sordos a tus gritos.
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Isaías 48

1 La obstinación del pueblo de Dios
»Escúchame, oh familia de Jacob,
tú que llevas el nombre de Israel
y naciste en la familia de Judá.
Escucha, tú que haces juramentos en el nombre del Señor
e invocas al Dios de Israel.
No cumples tus promesas,
2 aunque te llamas a ti misma la ciudad santa
y dices que confías en el Dios de Israel,
cuyo nombre es el Señor
de los Ejércitos Celestiales.
3 Hace mucho tiempo te dije lo que iba a suceder.
Entonces, de repente entré en acción
y todas mis predicciones se hicieron realidad.
4 Pues yo sé lo terca y obstinada que eres;
tu cuello es tan inflexible como el hierro
y tu cabeza es tan dura como el bronce.
5 Por eso te dije lo que iba a suceder;
te anuncié de antemano lo que iba a hacer.
Así nunca podrías decir: “Mis ídolos lo hicieron;
mi imagen de madera y mi dios de metal ordenaron que sucediera”.
6 Oíste mis predicciones y las viste cumplidas,
pero te niegas a admitirlo.
Ahora te diré cosas nuevas,
cosas secretas que aún no has oído.
7 Son totalmente nuevas; no son del pasado.
Así que no podrás decir: “¡Eso ya lo sabíamos!”.
8 »Sí, te diré cosas completamente nuevas;
cosas que nunca antes habías oído.
Pues conozco muy bien lo traidora que eres;
fuiste rebelde desde tu nacimiento.
9 Sin embargo, por el amor y la honra de mi nombre,
contendré mi enojo y no te aniquilaré.
10 Te he refinado, pero no como se refina la plata;
más bien te he refinado en el horno del sufrimiento.
11 Te rescataré por amor de mí;
sí, por amor de mí mismo.
No permitiré que se manche mi reputación,
ni compartiré mi gloria con los ídolos.
12 Liberados de Babilonia
»Escúchame, oh familia de Jacob,
¡Israel, mi escogido!
Solo yo soy Dios,
el Primero y el Último.
13 Fue mi mano la que puso los cimientos de la tierra,
mi mano derecha la que extendió los cielos en las alturas.
Cuando llamo a las estrellas para que salgan,
aparecen todas en orden».
14 ¿Alguna vez te ha dicho esto uno de tus ídolos?
Vengan, todos ustedes, y escuchen:
El Señor
ha escogido a Ciro como su aliado;
lo usará para poner fin al imperio de Babilonia
y para destruir a los ejércitos babilónicos.
15 «Lo he dicho: ¡Llamo a Ciro!
Lo enviaré a cumplir este encargo y lo ayudaré para que triunfe.
16 Acérquense y escuchen esto:
desde el principio les he dicho con claridad lo que sucedería».
Ahora, el Señor
Soberano y su Espíritu
me han enviado con este mensaje.
17 Esto dice el Señor
,
tu Redentor, el Santo de Israel:
«Yo soy el Señor
tu Dios,
que te enseña lo que te conviene
y te guía por las sendas que debes seguir.
18 ¡Ah, si solo hubieras hecho caso a mis mandatos!
Entonces habrías tenido una paz que correría como un río manso
y una justicia que pasaría sobre ti como las olas del mar.
19 Tus descendientes habrían sido como la arena del mar,
¡imposibles de contar!
No habría sido necesario destruirte
ni cortar el nombre de tu familia».
20 Sin embargo, incluso ahora, ¡sean libres de su cautiverio!
Salgan de Babilonia y de los babilonios.
¡Canten este mensaje!
Grítenlo hasta los extremos de la tierra.
El Señor
ha redimido a sus siervos:
a los del pueblo de Israel.
21 No tuvieron sed
cuando él los guió a través del desierto.
Él partió la roca,
y brotó agua a chorros para que bebieran.
22 «Pero no hay paz para los malvados»,
dice el Señor
.
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Isaías 49

1 El Siervo del Señor
es encomendado
Escúchenme, todos ustedes en tierras lejanas;
presten atención, ustedes que están muy lejos.
El Señor
me llamó desde antes que naciera;
desde el seno de mi madre me llamó por mi nombre.
2 Hizo que mis palabras de juicio fueran tan filosas como una espada.
Me ha escondido bajo la sombra de su mano.
Soy como una flecha afilada en su aljaba.
3 Él me dijo: «Israel, tú eres mi siervo
y me traerás gloria».
4 Yo respondí: «¡Pero mi labor parece tan inútil!
He gastado mis fuerzas en vano, y sin ningún propósito.
No obstante, lo dejo todo en manos del Señor
;
confiaré en que Dios me recompense».
5 Y ahora habla el Señor
,
el que me formó en el seno de mi madre para que fuera su siervo,
el que me encomendó que le trajera a Israel de regreso.
El Señor
me ha honrado
y mi Dios me ha dado fuerzas.
6 Él dice: «Harás algo más que devolverme al pueblo de Israel.
Yo te haré luz para los gentiles,
y llevarás mi salvación a los confines de la tierra».
7 El Señor
, el Redentor
y Santo de Israel,
le dice al que es despreciado y rechazado por las naciones,
al que es el siervo de los gobernantes:
«Los reyes se pondrán en posición de firmes cuando tú pases.
Los príncipes se inclinarán hasta el suelo
por causa del Señor
, el fiel,
el Santo de Israel, que te ha escogido».
8 Promesas de restauración para Israel
Esto dice el Señor
:
«En el momento preciso te responderé;
en el día de salvación te ayudaré.
Te protegeré y te daré a las naciones
para que seas mi pacto con ellas.
Por medio de ti restableceré la tierra de Israel
y la devolveré a su propio pueblo.
9 Les diré a los prisioneros: “Salgan en libertad”,
y a los que están en tinieblas: “Vengan a la luz”.
Ellos serán mis ovejas, que se apacentarán en pastos verdes
y en colinas que antes estaban desiertas.
10 No tendrán hambre ni sed
y el sol ardiente ya no los alcanzará.
Pues el Señor
en su misericordia los guiará;
los guiará junto a aguas frescas.
11 Y convertiré mis montes en senderos llanos para ellos.
Las carreteras se levantarán por encima de los valles.
12 ¡Miren! Mi pueblo regresará desde muy lejos;
desde tierras del norte y del occidente,
y desde tan al sur como Egipto».
13 ¡Oh, cielos, canten de alegría!
¡Oh, tierra, gózate!
¡Oh montes, prorrumpan en cantos!
Pues el Señor
ha consolado a su pueblo
y le tendrá compasión en medio de su sufrimiento.
14 Sin embargo, Jerusalén
dice: «El Señor
me ha abandonado;
el Señor me ha olvidado».
15 «¡Jamás! ¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho?
¿Puede no sentir amor por el niño al que dio a luz?
Pero aun si eso fuera posible,
yo no los olvidaría a ustedes.
16 Mira, he escrito tu nombre en las palmas de mis manos.
En mi mente siempre está la imagen de las murallas de Jerusalén convertidas en ruinas.
17 Dentro de poco tus descendientes regresarán,
y los que procuran destruirte se irán.
18 Mira a tu alrededor y observa,
porque todos tus hijos volverán a ti.
Tan cierto como que yo vivo —dice el Señor
—,
ellos serán como joyas o adornos de novia para que tú los exhibas.
19 »Hasta los lugares más desolados de tu tierra abandonada
pronto estarán repletos de tu gente.
Tus enemigos que te esclavizaron
estarán muy lejos.
20 Las generaciones nacidas en el destierro regresarán y dirán:
“¡Necesitamos más espacio! ¡Este lugar está lleno de gente!”.
21 Entonces te preguntarás:
“¿Quién me ha dado todos estos descendientes?
Pues la mayoría de mis hijos fueron muertos,
y los demás, llevados al destierro.
Aquí me quedé solo.
¿De dónde viene toda esta gente?
¿Quién dio a luz a estos niños?
¿Quién los crió por mí?”».
22 Esto dice el Señor
Soberano:
«Mira, les daré una señal a las naciones que no temen a Dios.
Te traerán a tus hijos pequeños en sus brazos;
traerán a tus hijas sobre los hombros.
23 Reyes y reinas te servirán
y atenderán a todas tus necesidades.
Se inclinarán hasta el suelo ante ti
y lamerán el polvo de tus pies.
Entonces sabrás que yo soy el Señor
.
Los que confían en mí nunca serán avergonzados».
24 ¿Quién puede arrebatar el botín de las manos de un guerrero?
¿Quién puede exigirle a un tirano
que deje en libertad a sus cautivos?
25 Pero el Señor
dice:
«Los cautivos de los guerreros serán puestos en libertad,
y se recuperará el botín de los tiranos.
Pues yo pelearé contra quienes peleen contigo,
y salvaré a tus hijos.
26 Alimentaré a tus enemigos con su propia carne
y se embriagarán con ríos de su propia sangre.
Todo el mundo sabrá que yo, el Señor
,
soy tu Salvador y tu Redentor;
el Poderoso de Israel».
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Isaías 50

1 Esto dice el Señor
:
«¿Despedí a la madre de ustedes porque me divorcié de ella?
¿Los vendí a ustedes como esclavos a mis acreedores?
No, fueron vendidos a causa de sus propios pecados;
su madre también fue llevada a causa de los pecados de ustedes.
2 ¿Por qué no había nadie cuando vine?
¿Por qué nadie respondió cuando llamé?
¿Se debe a que no tengo poder para rescatar?
¡No, no es esa la razón!
¡Pues yo puedo hablarle al mar y hacer que se seque!
Puedo convertir los ríos en desiertos llenos de peces muertos.
3 Yo soy quien viste de tinieblas los cielos,
y los cubro con ropajes de luto».
4 El Siervo obediente del Señor
El Señor
Soberano me ha dado sus palabras de sabiduría,
para que yo sepa consolar a los fatigados.
Mañana tras mañana me despierta
y me abre el entendimiento a su voluntad.
5 El Señor
Soberano me habló,
y yo lo escuché;
no me he rebelado, ni me he alejado.
6 Les ofrecí la espalda a quienes me golpeaban
y las mejillas a quienes me tiraban de la barba;
no escondí el rostro
de las burlas y los escupitajos.
7 Debido a que el Señor
Soberano me ayuda,
no seré avergonzado.
Por lo tanto, he puesto el rostro como una piedra,
decidido a hacer su voluntad.
Y sé que no pasaré vergüenza.
8 El que me hace justicia está cerca.
Ahora, ¿quién se atreverá a presentar cargos en mi contra?
¿Dónde están mis acusadores?
¡Que se presenten!
9 Miren, el Señor
Soberano está de mi lado.
¿Quién me declarará culpable?
Todos mis enemigos serán destruidos
como ropa vieja que ha sido comida por la polilla.
10 Entre ustedes, ¿quién teme al Señor
y obedece a su siervo?
Si caminan en tinieblas,
sin un solo rayo de luz,
confíen en el Señor
y dependan de su Dios.
11 Pero tengan cuidado, ustedes que viven en su propia luz,
y que se calientan en su propia fogata.
Esta es la recompensa que recibirán de mí:
pronto caerán en gran tormento.
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Isaías 51

1 Un llamado a confiar en el Señor
«Escúchenme, todos los que tienen esperanza de ser liberados,
todos los que buscan al Señor
.
Consideren la piedra de la que fueron tallados,
la cantera de la que fueron extraídos.
2 Sí, piensen en Abraham, su antepasado,
y en Sara, que dio a luz a su nación.
Cuando llamé a Abraham, era un solo hombre;
pero, cuando lo bendije, se convirtió en una gran nación».
3 El Señor
volverá a consolar a Israel
y tendrá piedad de sus ruinas.
Su desierto florecerá como el Edén,
sus lugares desolados como el huerto del Señor
.
Allí se encontrarán gozo y alegría;
los cantos de gratitud llenarán el aire.
4 «Escúchame, pueblo mío;
óyeme, Israel,
porque mi ley será proclamada
y mi justicia llegará a ser una luz para las naciones.
5 Mi misericordia y mi justicia ya se acercan,
mi salvación viene en camino;
mi brazo fuerte hará justicia a las naciones.
Las tierras lejanas me buscarán
y con esperanza aguardarán mi brazo poderoso.
6 Levanten los ojos a los altos cielos
y miren la tierra abajo.
Pues los cielos desaparecerán como humo
y la tierra se gastará como una prenda de vestir.
Los habitantes de la tierra morirán como moscas,
pero mi salvación permanece para siempre;
mi reinado de justicia nunca tendrá fin.
7 »Escúchenme, ustedes que distinguen entre lo bueno y lo malo,
ustedes que atesoran mi ley en el corazón.
No teman las burlas de la gente,
ni tengan miedo de sus insultos.
8 Pues la polilla los devorará a ellos como devora la ropa
y el gusano los comerá como se come la lana.
Pero mi justicia permanecerá para siempre;
mi salvación continuará de generación en generación».
9 ¡Despierta, oh Señor
, despierta! ¡Vístete de fuerza!
¡Mueve tu poderoso brazo derecho!
Levántate como en los días de antaño,
cuando mataste a Egipto, al dragón del Nilo.
10 ¿Acaso no eres el mismo hoy,
el que secó el mar,
haciendo un camino en las profundidades
para que tu pueblo pudiera escapar y cruzar al otro lado?
11 Regresarán los que fueron rescatados por el Señor
y entrarán cantando a Jerusalén,
coronados de alegría eterna.
Desaparecerán el dolor y el luto
y estarán llenos de gozo y de alegría.
12 «Yo, sí, yo soy quien te consuela.
Entonces, ¿por qué les temes a simples seres humanos
que se marchitan como la hierba y desaparecen?
13 Sin embargo, has olvidado al Señor
, tu Creador,
el que extendió el cielo como un dosel
y puso los cimientos de la tierra.
¿Vivirás en constante terror de los opresores humanos?
¿Seguirás temiendo el enojo de tus enemigos?
¿Dónde están ahora su furia y su enojo?
¡Han desaparecido!
14 Pronto quedarán libres los cautivos.
¡La prisión, el hambre y la muerte no serán su destino!
15 Pues yo soy el Señor
tu Dios,
que agito el mar haciendo que rujan las olas.
Mi nombre es Señor
de los Ejércitos Celestiales.
16 Y he puesto mis palabras en tu boca
y te he escondido a salvo dentro de mi mano.
Yo extendí
el cielo como un dosel
y puse los cimientos de la tierra.
Yo soy el que le dice a Israel:
“¡Tú eres mi pueblo!”».
17 ¡Despierta, oh Jerusalén, despierta!
Has bebido la copa de la furia del Señor
.
Has bebido la copa del terror,
la has vaciado hasta la última gota.
18 Ni uno de tus hijos queda con vida
para tomarte de la mano y guiarte.
19 Estas dos calamidades te han ocurrido:
la desolación y la destrucción, el hambre y la guerra.
Y ¿quién ha quedado para compadecerse de ti?
¿Quién ha quedado para consolarte?
20 Pues tus hijos se han desmayado y yacen en las calles,
tan indefensos como antílopes atrapados en una red.
El Señor
ha derramado su furia;
Dios los ha reprendido.
21 Pero ahora escuchen esto, ustedes los afligidos,
que están completamente borrachos,
aunque no por haber bebido vino.
22 Esto dice el Señor
Soberano,
su Dios y Defensor:
«Miren, yo les quité de las manos la copa aterradora;
ya no beberán más de mi furia.
23 En cambio, entregaré esa copa a quienes los atormentan,
a los que dijeron: “Los pisotearemos en el polvo
y caminaremos sobre sus espaldas”».
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Isaías 52

1 Liberación para Jerusalén
¡Despierta, oh Sión, despierta!
Vístete de fuerza.
Ponte tus ropas hermosas, oh ciudad santa de Jerusalén,
porque ya no volverá a entrar por tus puertas la gente impura que no teme a Dios.
2 Levántate del polvo, oh Jerusalén,
y siéntate en un lugar de honor.
Quítate del cuello las cadenas de la esclavitud,
oh hija cautiva de Sión.
3 Pues esto dice el Señor
:
«Cuando te vendí al destierro
no recibí pago alguno;
ahora puedo redimirte
sin tener que pagar por ti».
4 Esto dice el Señor
Soberano: «Hace mucho tiempo, mi pueblo decidió vivir en Egipto. Ahora es Asiria la que lo oprime.
5 ¿Qué es esto? —pregunta el Señor
—. ¿Por qué está esclavizado mi pueblo nuevamente? Quienes lo gobiernan gritan de júbilo; todo el día blasfeman mi nombre.
6 Pero yo revelaré mi nombre a mi pueblo, y llegará a conocer mi poder. Entonces, por fin mi pueblo reconocerá que soy yo quien le habla».
7 ¡Qué hermosos son sobre los montes
los pies del mensajero que trae buenas noticias,
buenas noticias de paz y de salvación,
las noticias de que el Dios de Israel
reina!
8 Los centinelas gritan y cantan de alegría,
porque con sus propios ojos
ven al Señor
regresando a Jerusalén.
9 Que las ruinas de Jerusalén canten de alegría,
porque el Señor
ha consolado a su pueblo,
ha redimido a Jerusalén.
10 El Señor
ha manifestado su santo poder
ante los ojos de todas las naciones,
y todos los confines de la tierra verán
la victoria de nuestro Dios.
11 ¡Salgan! Salgan y dejen atrás su cautiverio,
donde todo lo que tocan es impuro.
Salgan de allí y purifíquense,
ustedes que vuelven a su tierra con los objetos sagrados del Señor
.
12 No saldrán con prisa,
como quien corre para salvar su vida.
Pues el Señor
irá delante de ustedes;
atrás los protegerá el Dios de Israel.
13 El Siervo sufriente del Señor
Miren, mi siervo prosperará;
será muy exaltado.
14 Pero muchos quedaron asombrados cuando lo
vieron.
Tenía el rostro tan desfigurado, que apenas parecía un ser humano,
y por su aspecto, no se veía como un hombre.
15 Y él alarmará
a muchas naciones;
los reyes quedarán mudos ante él.
Verán lo que no se les había contado;
entenderán lo que no habían oído hablar.
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Isaías 53

1 ¿Quién ha creído nuestro mensaje?
¿A quién ha revelado el Señor
su brazo poderoso?
2 Mi siervo creció en la presencia del Señor
como un tierno brote verde;
como raíz en tierra seca.
No había nada hermoso ni majestuoso en su aspecto,
nada que nos atrajera hacia él.
3 Fue despreciado y rechazado:
hombre de dolores, conocedor del dolor más profundo.
Nosotros le dimos la espalda y desviamos la mirada;
fue despreciado, y no nos importó.
4 Sin embargo, fueron nuestras debilidades las que él cargó;
fueron nuestros dolores
los que lo agobiaron.
Y pensamos que sus dificultades eran un castigo de Dios;
¡un castigo por sus propios pecados!
5 Pero él fue traspasado por nuestras rebeliones
y aplastado por nuestros pecados.
Fue golpeado para que nosotros estuviéramos en paz,
fue azotado para que pudiéramos ser sanados.
6 Todos nosotros nos hemos extraviado como ovejas;
hemos dejado los caminos de Dios para seguir los nuestros.
Sin embargo, el Señor
puso sobre él
los pecados de todos nosotros.
7 Fue oprimido y tratado con crueldad,
sin embargo, no dijo ni una sola palabra.
Como cordero fue llevado al matadero.
Y como oveja en silencio ante sus trasquiladores,
no abrió su boca.
8 Al ser condenado injustamente,
se lo llevaron.
A nadie le importó que muriera sin descendientes;
ni que le quitaran la vida a mitad de camino.
Pero lo hirieron de muerte
por la rebelión de mi pueblo.
9 Él no había hecho nada malo,
y jamás había engañado a nadie.
Pero fue enterrado como un criminal;
fue puesto en la tumba de un hombre rico.
10 Formaba parte del buen plan del Señor
aplastarlo
y causarle dolor.
Sin embargo, cuando su vida sea entregada en ofrenda por el pecado,
tendrá muchos descendientes.
Disfrutará de una larga vida,
y en sus manos el buen plan del Señor
prosperará.
11 Cuando vea todo lo que se logró mediante su angustia,
quedará satisfecho.
Y a causa de lo que sufrió,
mi siervo justo hará posible
que muchos sean contados entre los justos,
porque él cargará con todos los pecados de ellos.
12 Yo le rendiré los honores de un soldado victorioso,
porque se expuso a la muerte.
Fue contado entre los rebeldes.
Cargó con los pecados de muchos e intercedió por los transgresores.
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Isaías 54

1 Gloria futura de Jerusalén
«¡Canta, oh mujer sin hijos,
tú que nunca diste a luz!
Prorrumpe en canciones de alegría a toda voz, oh Jerusalén,
tú que nunca tuviste dolores de parto.
Pues la mujer desolada ahora tiene más hijos
que la que vive con su esposo
—dice el Señor
—.
2 Agranda tu casa; construye una ampliación.
Extiende tu hogar y no repares en gastos.
3 Pues pronto estarás llena a rebosar;
tus descendientes ocuparán otras naciones
y repoblarán las ciudades en ruinas.
4 »No temas, ya no vivirás avergonzada.
No tengas temor, no habrá más deshonra para ti.
Ya no recordarás la vergüenza de tu juventud
ni las tristezas de tu viudez.
5 Pues tu Creador será tu marido;
¡el Señor
de los Ejércitos Celestiales es su nombre!
Él es tu Redentor, el Santo de Israel,
el Dios de toda la tierra.
6 Pues el Señor
te llamó para que te libres de tu dolor,
como si fueras una esposa joven abandonada por su marido
—dice tu Dios—.
7 Por un breve instante te abandoné,
pero con gran compasión te recibiré de nuevo.
8 En un estallido de enojo aparté de ti mi rostro por un poco de tiempo.
Pero con amor eterno tendré compasión de ti
—dice el Señor
, tu Redentor—.
9 »Así como juré en tiempos de Noé
que nunca más permitiría que un diluvio cubra la tierra,
ahora también juro
que nunca más me enojaré contigo ni te castigaré.
10 Pues las montañas podrán moverse
y las colinas desaparecer,
pero aun así mi fiel amor por ti permanecerá;
mi pacto de bendición nunca será roto
—dice el Señor
, que tiene misericordia de ti—.
11 »¡Oh ciudad azotada por las tormentas,
atribulada y desolada!
Te reconstruiré con joyas preciosas
y haré tus cimientos de lapislázuli.
12 Haré tus torres de rubíes relucientes,
tus puertas de gemas brillantes
y tus muros de piedras preciosas.
13 Yo les enseñaré a todos tus hijos,
y ellos disfrutarán de una gran paz.
14 Estarás segura bajo un gobierno justo e imparcial;
tus enemigos se mantendrán muy lejos.
Vivirás en paz,
y el terror no se te acercará.
15 Si alguna nación viniera para atacarte,
no será porque yo la haya enviado;
todo el que te ataque caerá derrotado.
16 »Yo he creado al herrero
que aviva el fuego de los carbones bajo la fragua
y hace las armas de destrucción.
Y he creado a los ejércitos que destruyen.
17 Pero en aquel día venidero,
ningún arma que te ataque triunfará.
Silenciarás cuanta voz
se levante para acusarte.
Estos beneficios los disfrutan los siervos del Señor
;
yo seré quien los reivindique.
¡Yo, el Señor
, he hablado!
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Isaías 55

1 Invitación a la salvación del Señor
»¿Alguien tiene sed?
Venga y beba,
¡aunque no tenga dinero!
Vengan, tomen vino o leche,
¡es todo gratis!
2 ¿Por qué gastar su dinero en alimentos que no les dan fuerza?
¿Por qué pagar por comida que no les hace ningún bien?
Escúchenme, y comerán lo que es bueno;
disfrutarán de la mejor comida.
3 »Vengan a mí con los oídos bien abiertos.
Escuchen, y encontrarán vida.
Haré un pacto eterno con ustedes.
Les daré el amor inagotable que le prometí a David.
4 Vean cómo lo usé a él para manifestar mi poder entre los pueblos;
lo convertí en un líder entre las naciones.
5 Tú también darás órdenes a naciones que no conoces,
y pueblos desconocidos vendrán corriendo a obedecerte,
porque yo, el Señor
tu Dios,
el Santo de Israel, te hice glorioso».
6 Busquen al Señor
mientras puedan encontrarlo;
llámenlo ahora, mientras está cerca.
7 Que los malvados cambien sus caminos
y alejen de sí hasta el más mínimo pensamiento de hacer el mal.
Que se vuelvan al Señor
, para que les tenga misericordia.
Sí, vuélvanse a nuestro Dios, porque él perdonará con generosidad.
8 «Mis pensamientos no se parecen en nada a sus pensamientos —dice el Señor
—.
Y mis caminos están muy por encima de lo que pudieran imaginarse.
9 Pues así como los cielos están más altos que la tierra,
así mis caminos están más altos que sus caminos
y mis pensamientos, más altos que sus pensamientos.
10 »La lluvia y la nieve descienden de los cielos
y quedan en el suelo para regar la tierra.
Hacen crecer el grano,
y producen semillas para el agricultor
y pan para el hambriento.
11 Lo mismo sucede con mi palabra.
La envío y siempre produce fruto;
logrará todo lo que yo quiero,
y prosperará en todos los lugares donde yo la envíe.
12 Ustedes vivirán con gozo y paz.
Los montes y las colinas se pondrán a cantar
y los árboles de los campos aplaudirán.
13 Donde antes había espinos, crecerán cipreses;
donde crecía la ortiga, brotarán mirtos.
Estas cosas le darán gran honra al nombre del Señor
;
serán una señal perpetua de su poder y de su amor».
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Isaías 56

1 Bendiciones para todas las naciones
Esto dice el Señor
:
«Sean justos e imparciales con todos;
hagan lo que es bueno y correcto,
porque vendré pronto para rescatarlos
y para manifestar mi justicia entre ustedes.
2 Benditos todos los
que se aseguran de cumplir esto.
Benditos los que honran mis días de descanso,
y procuran no hacer el mal.
3 »No permitan que los extranjeros que se comprometen con el Señor
digan:
“El Señor
nunca dejará que yo sea parte de su pueblo”.
Y no permitan que los eunucos digan:
“Soy un árbol seco, sin hijos y sin futuro”.
4 Pues esto dice el Señor
:
Bendeciré a los eunucos
que guardan como santos mis días de descanso,
que deciden hacer lo que a mí me agrada
y me entregan su vida.
5 Les daré —dentro de las paredes de mi casa—
un recordatorio y un nombre,
mucho más grande del que hijos o hijas pudieran darles.
Pues el nombre que les doy es eterno,
¡nunca desaparecerá!
6 »También bendeciré a los extranjeros que se comprometan con el Señor
,
quienes lo sirvan y amen su nombre,
quienes lo adoren y no profanen el día de descanso,
y quienes se mantengan fieles a mi pacto.
7 Los llevaré a mi monte santo de Jerusalén
y los llenaré de alegría en mi casa de oración.
Aceptaré sus ofrendas quemadas y sus sacrificios,
porque mi templo será llamado casa de oración para todas las naciones.
8 Pues el Señor
Soberano,
que hace volver a los marginados de Israel, dice:
Traeré a otros también,
además de mi pueblo Israel».
9 Condenación de los líderes pecadores
¡Vengan, animales salvajes de los campos!
¡Vengan, animales salvajes de los bosques!
¡Vengan a devorar a mi pueblo!
10 Pues los líderes de mi pueblo,
los guardianes del Señor
, sus pastores,
son ciegos e ignorantes.
Son como perros guardianes silenciosos
que no advierten cuando viene el peligro.
Les encanta estar echados, durmiendo y soñando.
11 Como perros glotones, nunca quedan satisfechos.
Son pastores ignorantes;
cada uno va por su propio camino
y busca ganancias personales.
12 «Vengan —dicen ellos—, consigamos vino y hagamos una fiesta.
Emborrachémonos todos.
¡Mañana lo haremos de nuevo,
y tendremos una fiesta aún más grande!».
Esta Biblia es una edición de la Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente. La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados. Visite Tyndale en Internet: www.BibliaNTV.com y www.tyndaleespanol.com.

Isaías 57

1 La gente buena se muere;
muchas veces, los justos mueren antes de que llegue su hora.
Pero a nadie parece importarle el porqué, tampoco se lo preguntan a sí mismos.
Parece que nadie entiende
que Dios los está protegiendo del mal que vendrá.
2 Pues los que andan por el camino de la justicia
descansarán en paz cuando mueran.
3 Condenación de la idolatría
«¡Pero ustedes, vengan acá, hijos de brujas,
descendientes de adúlteros y de prostitutas!
4 ¿De quién se burlan
haciendo muecas y sacando la lengua?
¡Hijos de pecadores y mentirosos!
5 Rinden culto con gran pasión a sus ídolos,
debajo de los robles y debajo de todo árbol frondoso.
Sacrifican a sus hijos abajo, en los valles,
entre los peñascos de los acantilados.
6 Sus dioses son las piedras pulidas de los valles;
ustedes les rinden culto con ofrendas líquidas y ofrendas de grano.
Ellos son su herencia, no yo.
¿Creen que todo esto me hace feliz?
7 Ustedes cometieron adulterio en cada monte alto;
allí rindieron culto a los ídolos
y me fueron infieles.
8 Han puesto símbolos paganos
en los marcos de las puertas y detrás de ellas.
Me han abandonado
y se han metido en la cama con esos dioses detestables.
Se han entregado a ellos
y les encanta ver sus cuerpos desnudos.
9 Le han dado aceite de oliva a Moloc
con muchos obsequios de perfumes.
Han viajado muy lejos,
incluso al mundo de los muertos,
a fin de encontrar nuevos dioses a quienes amar.
10 Se han cansado en su búsqueda,
pero nunca se han dado por vencidos.
El deseo les dio nuevas fuerzas,
y no se fatigaron.
11 »¿Les tienen miedo a estos ídolos?
¿Les producen terror?
¿Por eso me han mentido
y se han olvidado de mí y de mis palabras?
¿Será por mi largo silencio
que ya no me temen?
12 Ahora pondré al descubierto sus supuestas buenas obras;
ninguna de ellas los ayudará.
13 Veamos si sus ídolos pueden salvarlos
cuando clamen a ellos por ayuda.
¡Vaya, un soplo de viento puede derrumbarlos!
¡Basta con que uno respire sobre ellos para que caigan de cabeza!
Pero el que confíe en mí, heredará la tierra
y poseerá mi monte santo».
14 Dios perdona a los que se arrepienten
Dios dice: «¡Reconstruyan el camino!
Quiten las rocas y las piedras del camino
para que mi pueblo pueda volver del cautiverio».
15 El Alto y Majestuoso que vive en la eternidad,
el Santo, dice:
«Yo vivo en el lugar alto y santo
con los de espíritu arrepentido y humilde.
Restauro el espíritu destrozado del humilde
y reavivo el valor de los que tienen un corazón arrepentido.
16 Pues no pelearé contra ustedes para siempre;
no estaré siempre enojado.
Si lo estuviera, moriría toda la gente,
sí, todas las almas que he creado.
17 Estaba enojado,
así que castigué a este pueblo tan avaro.
Me aparté de ellos,
pero continuaron por su propio terco camino.
18 He visto lo que hacen,
¡pero aun así, los sanaré
y los guiaré!
Consolaré a los que se lamentan,
19 llevando palabras de alabanza a sus labios.
Que tengan paz abundante, tanto cerca como lejos
—dice el Señor
que los sana—.
20 Pero los que aún me rechazan son como el mar agitado,
que nunca está tranquilo,
sino que continuamente revuelve el lodo y la tierra.
21 No hay paz para el perverso
—dice mi Dios—.
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